Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al primer trimestre del año hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reiteran la profundidad del problema del empleo en el Estado español y al tiempo confirman la ineficacia de los planes para paliarlo y la inexistencia de políticas apropiadas para la creación de nuevos puestos de trabajo. Por mucho que el gobierno en funciones, responsable de combatir el paro durante los últimos cuatro años, pretenda disfrazar los datos aludiendo a la coyuntura de un trimestre tradicionalmente negativo para el empleo, no es posible obviar que en esta ocasión se incluyen en él las contrataciones del sector turístico en Semana Santa, tampoco que los 17.600 nuevos empleos del sector público no minimizan la caída de 82.100 empleos en el sector privado, que la tasa de desempleo viene superando el 20% durante el último quinquenio o que el Estado tiene seis de las diez regiones europeas con las peores tasas de paro junto a cuatro regiones griegas, todo lo cual da proporción exacta de las carencias estructurales que afectan al mercado laboral español. La cifra de 1,6 millones de hogares (en torno a seis millones de personas) con todos sus miembros desempleados, por su parte, da medida de la catástrofe social en que se traducen esas carencias y la ineficacia a la hora de solucionarlas, agravada por el paulatino recorte de los servicios sociales a consecuencia de las políticas antidéficit. Euskadi -una de las cuatro comunidades, junto a Catalunya, Murcia y Aragón, que ha creado empleo- es apenas la excepción que confirma la regla, aunque el descenso en el mismo periodo de la tasa de desempleo al 12,8%, más de ocho puntos por debajo de la tasa estatal, con 900 desempleados menos respecto al trimestre anterior y el aumento del número de ocupados en 1.900 personas no debe ocultar la temporalidad y el carácter parcial de cuatro de cada diez nuevos contratos, es decir, el riesgo de inestabilidad en la recuperación. Ahora bien, que en el mismo periodo, con los mismos condicionantes de estacionalidad, idéntica legalidad laboral y similares características contractuales, el empleo presente en Euskadi una curva siquiera levemente ascendente mientras en el Estado se vuelven a fabricar parados no es precisamente fruto de la casualidad.
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