Demora el medievo entre calles y cantones. Dilata su tiempo, hecho mujer e historia, incapaz de parir su fin. Mismas calles, nuevos oficios y todos los comerciantes aspirando al porvenir, a la rica plata necesaria para vivir. Mientras, los clientes se preguntan -porque es de ley- ¿qué une al Casco Viejo, desde Corre a Santa María y desde Herre a Portal del Rey? : la música. Comprobarlo sólo requiere acercarse a la nevera, junto a San Vicente. El tañir de unas campanas desincronizadas , de unas campanas que siguen tocando todavía, obliga a mirarse la muñeca para comprobar si ya ha llegado el mediodía. Y es que la Iglesia mira por todos, también por bisuterías, joyerías y relojerías. En tiempos de crisis hasta el son ayuda a Gasteiz on. Yo siempre sospeché que Dios era capitalista, y la realidad lo demuestra.
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