La constatación por la Fiscalía belga de que las pruebas de ADN realizadas al cadáver hallado en el río Escalda de Amberes el pasado día 11 confirman que se trata de Hodei Egiluz, el joven galdakaoztarra desaparecido en aquella ciudad el 19 de octubre de 2013, cierra la trágica incertidumbre que desde entonces ha dirigido la vida de sus familiares y allegados -la misma angustia que viven desde hace más de dos años la familia y amigos del gasteiztarra Borja Lázaro, desaparecido en Colombia, que insisten a las autoridades para que el caso no caiga en el olvido-, pero abre la exigencia de esclarecimiento de los hechos que llevaron a Hodei a la muerte. La petición de sus padres a la Fiscalía belga es, en ese sentido, nítida y clara; quizá en la necesidad de que no se reproduzca la sensación de desamparo que les acompañó en las primeras semanas tras la desaparición de su hijo y en el deseo de que la Policía belga sea, a partir de la autopsia y los análisis forenses, más eficaz en la investigación de los hechos que acabaron con la muerte de Hodei que diligente en la reconstrucción de los instantes previos a su desaparición durante los días posteriores. Solo dicha eficacia terminaría de eliminar en el entorno de la familia Egiluz, también en buena parte de la sociedad vasca, los restos de las dudas que se han mantenido durante más de dos años respecto a qué hubiera sido del caso sin la incansable labor de búsqueda y presión ante las autoridades belgas de familiares y amigos de Hodei, de sus convecinos de Galdakao y de las instituciones de nuestro país. En ese sentido, la autopsia debería ser determinante en la reapertura de la investigación, que la Fiscalía de Amberes cerró el pasado octubre, a punto de cumplirse dos años desde la desaparición, por falta de pruebas que pudieran relacionar con la misma a las cuatro personas - Jaud M., Yussef M., Mohamed Y. y Carmen S.- detenidas por dos asaltos con robo sufridos por el joven vasco minutos antes de que se perdiera definitivamente su pista, asaltos con los que los detenidos en cambio sí admitieron tener relación. La aparición de nuevas pruebas e indicios a raíz de la labor forense es quizá la única esperanza de que se produzca un giro que lleve a esclarecer lo sucedido y permita a las partes solicitar al juez la apertura de una investigación adicional sobre los hechos y, si es preciso, la imputación de alguno de los implicados por la desaparición de Hodei.