Dos titiriteros fueron detenidos en Madrid y están en libertad con cargos por una “posible” propaganda sobre el terrorismo en uno de sus espectáculos. Quiero manifestar antes de nada que estoy en contra de los grupos terroristas tanto de Al Qaeda como de ETA, pero que achacar a estos titiriteros hacer apología del terrorismo creo que es sacar las cosas de su contexto.
El espectáculo que estaban realizando pertenece al tipo de Teatro de Títeres de Cachiporra que se inicia a principios del siglo XVII en Nápoles con la aparición de un personaje llamado Pucinella y que se extiende por toda Europa tomando diversos nombres: Punch en Inglaterra, Don Cristóbal en España, Guiñol en Francia, etc., que actuaba para adultos y que cultivaba la crítica al orden social establecido. Suponía un catalizador de muchos deseos de hombres y mujeres desprotegidos que encontraban en ese títere de cartón quien les representara a la hora de defenderse de los abusos de los poderosos. Por eso, arremetían contra el casero, contra el cura, el juez, el verdugo y hasta el mismo demonio? con una estaca.
Las funciones acababan “resucitando” a los que habían sido agredidos y saludando todos juntos, porque aquello había sido una broma que hacía pensar.
Algo así ha debido de ser lo que ha sucedido en ese teatrillo de Madrid, con más o menos mal gusto, con más o menos acierto, con el error de no avisar que “aquello” no era para niños. Llama la atención la rapidez con la que el juez y el fiscal actuaron, si la comparamos con la lentitud con la que se hace en otros casos casi probados de delincuencia y con la facilidad con la que se libran de la cárcel estos supuestos delincuentes pagando fianzas millonarias que puede que sean procedentes de sus mismo delitos. Y lamento que todo este batiburrillo pueda relacionar títeres con violencia, cuando los titiriteros de nuestro país venimos esforzándonos por transmitir al público, en especial al infantil, valores de respeto paz y convivencia.