El discurso del secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, ante el Comité Federal de su partido solo puede entenderse como la constatación de que en el seno de la formación socialista ya se ha interiorizado que únicamente cabe una posibilidad: la repetición de elecciones. Sánchez, por un lado, mantiene y reitera que sus diputados votarán no -es decir, no deja sitio a una abstención facilitadora- a una investidura de Mariano Rajoy o de cualquier otro candidato del PP. Por el otro, dice aprestarse a negociar un acuerdo para un gobierno de izquierdas que sin embargo él mismo se apresura a convertir en imposible desde el momento en que descarta cualquier aproximación al reconocimiento del derecho a decidir y de la plurinacionalidad del Estado español. Y no se trata de que Podemos o Pablo Iglesias, llevados por los buenos resultados alcanzados en Euskadi y Catalunya, situaran en la misma noche electoral el reconocimiento de dicho derecho como conditio sine qua non para un acuerdo. Ya ayer el propio Iglesias priorizó las soluciones a la “emergencia social” de una mayoría de ciudadanos y rebajó el tono de su discurso sobre el reconocimiento de la plurinacionalidad. Se trata en realidad de que esa visión de un Estado plurinacional y el reconocimiento de los derechos nacionales implícitos sería el mínimo imprescindible que las formaciones nacionalistas vascas y catalanas podrían exigir a un acuerdo de gobierno para el que, no hay que olvidarlo, son asimismo imprescindibles por cuanto la suma de PSOE-Poemos-IU tampoco alcanza la mayoría necesaria. Cuando Sánchez dice que “no dialogaremos sobre cuestiones como la integridad territorial de España” o se refiere al “derecho a decidir de todos los españoles” está simplemente avanzando el discurso que el PSOE empleará en la repetición electoral, en la que trataría de diferenciarse de Podemos en la defensa de la unidad de España. Porque, en realidad, lo que no quiere de ningún modo el Partido Socialista, o sus principales dirigentes, es verse en la tesitura de gobernar en las circunstancias que resultan de la actual situación, es decir, marcado en lo social y económico por Podemos; en la configuración del Estado por los nacionalistas y con el PP de Mariano Rajoy con mayoría absoluta en el Senado.