la reacción unánime de la Unión Europea y la OTAN en los mensajes de respaldo al gobierno turco tras los últimos combates en su frontera siria cabe entenderse como un apoyo lógico entre aliados que son conscientes de la posición geoestratégica de Turquía entre el Mediterráneo y Siria, Irak, Irán y el Cáucaso. En ese contexto, al socio militar y comercial se le aplica el tratamiento de amigo, reforzado por el vínculo transatlántico que mantiene con Estados Unidos. Sin embargo, la situación sobrevenida dentro y fuera de sus fronteras en la reciente escalada militar requiere de una mayor atención y no limitarse a hacer tabla rasa con algunos extremos que exigen vigilancia. La permeabilidad de las fronteras turcas no es un asunto que se haya producido en el momento reciente ni como consecuencia de la inestabilidad en Siria e Irak. La frontera sur de Turquía viene siendo el lugar de fuga de la minoría kurda del país desde hace años. Una fuga derivada de la presión militar, política y cultural que durante decenios se ha ejercido contra este pueblo por todos los países que se reparten trozos del Kurdistán. Hay un riesgo fundado de que la lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak sea también la excusa para una nueva campaña de acoso militar y policial contra la minoría kurda y ese es un extremo que la comunidad internacional no debe consentir. El pueblo kurdo ha sido y es un aliado fiel frente al extremismo religioso que ha sufrido y ha frenado con su propia sangre su expansión en el norte de Irak y ha sido la única fuerza capaz de hacer frente al Estado Islámico en Siria. El origen de esta escalada militar que a los ojos de los aliados occidentales lleva siempre por delante la imagen de la lucha contra el yihadismo, fue un atentado precisamente yihadista los kurdos que dejó decenas de muertos. La reacción del PKK, que asesinó a su vez a dos soldados turcos a los que acusaba de connivencia con el EI, fue un error y hoy parece una excusa. Con ella, un gobierno cuestionado en las urnas -herido precisamente por la irrupción del partido kurdo- reacciona contra su oposición interna con arrestos de militantes kurdos y de izquierda, envolviendo sus acciones en el mismo discurso de contrainsurgencia que aplica al yihadismo exterior. Vigilar al aliado también es responsabilidad de la diplomacia europea y americana.
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