Siento que tiene que ser imposible levantar la cabeza tras la muerte de un hijo, que tu vida queda marcada hasta tu muerte. Pero la cabeza también te dice que la vida ha de seguir, lo que pasa es que ha de seguir sin ti. Empiezas un nuevo diario donde cada hoja ha cambiado su cabecera y si hasta ayer sólo bastaba con la fecha, hoy va acompañada del texto mi vida sin ti. Ese diario escrito con lágrimas en sus primeras páginas puede ser la mejor terapia para el duelo, el mejor canal de comunicación con la persona ausente y para siempre presente. Esa relación epistolar que se siente respondida en el corazón y en el alma. Mi vida sin ti es el recurso que nos puede quedar para retomar el ritmo de la vida y la guía que nos ayude a encontrarnos con los que quedan a nuestro lado.
Porque seguramente no me atreveré a dar esta receta a nadie en persona, la escribo y la dejo volar para que llegue si tiene que llegar, para que la reciba quien tenga que recibirla, para que la comparta quien piense igual. No puedo imaginarme una vida sin ti, sólo podría intentar escribirla.