La Unesco ha solicitado que se replantee la candidatura del Paisaje Cultural porque, en el camino, alguien había cambiado los límites de la propuesta de Rioja Alavesa y Rioja Alta para incluir a toda la Rioja. Pero la Rioja Baja ni forma parte del terroir, ni tiene al norte las sierras de Toloño y Cantabria, dos elementos elogiados por los más prestigios enólogos, además de diferir completamente el paisaje y los modos de cómo se ha trabajado el viñedo, que es lo que se trata de resaltar. Incluir Rioja Baja ha sido una metedura de pata.
Hay de plazo dos años, pero el tiempo corre en nuestra contra si en lugar de tirar en la misma dirección nos empeñamos en darnos la espalda y tirar unos para el sur y otros para el norte.