hace ahora cuatro años, subidos a la ola del PP de Mariano Rajoy en pleno declive del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el PP se convertía en la primera fuerza política tanto en el Ayuntamiento de Vitoria como en la Diputación de Álava y Javier de Andrés -que le sacó tres escaños de ventaja al PNV de Xabier Agirre- se hacía con la makila foral gracias a la fallida y rocambolesca negociación de los jeltzales con la entonces IU de Javier Madrazo, cuyas dos junteras terminaron decantando la balanza en favor de los populares al no ver satisfechas sus demandas de colocación para sus cuadros. Ahora, con los resultados que arroja la amplia encuesta de Gizaker -con 1.115 entrevistas en el territorio alavés- que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ofrece hoy, el mapa socioelectoral se presenta completamente diferente. La marca del PP de Rajoy está hoy en abierto declive. Y a pesar de que en Vitoria les salva el efecto de Javier Maroto -que pugna en un empate técnico con el aspirante jeltzale Gorka Urtaran-, los populares se derrumban en Álava, donde se dejan en el camino un tercio de su electorado. El PP pierde el pulso ante el candidato del PNV, Ramiro González, que emerge como primera fuerza y una alternativa solvente -respaldada por el Gobierno de Iñigo Urkullu- para poner en marcha y relanzar Álava y le saca en la encuesta nada menos que 7 escaños al PP de Javier de Andrés, que se queda también a una considerable distancia de 4 junteros por debajo de Bildu. Y es que, después de cuatro años de parálisis en Álava, de recortes de servicios públicos, de propuestas vacuas en materia económica, de ausencia de consensos o de polémicas estériles con el Gobierno Vasco -u otras más burdas como el desdén hacia el euskera-, el PP se halla ya agotado, con la puntilla incluso de la irrupción de Ciudadanos en las Juntas de Álava. Este panorama permite vislumbrar un cambio político en Araba, liderado por el PNV y con un importante peso para Bildu, que se destaca como segunda fuerza política. Sin embargo, las mayorías de gobernabilidad que se desprenden de la encuesta de DNA se antojan ciertamente complicadas. Los jeltzales sólo alcanzarían la mayoría absoluta sumando a Bildu y, como alternativa, la nueva etapa política alavesa parece más bien encaminarse hacia un tiempo de geometría variable y diálogo cruzado.
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