primero fueron los bilbainos que nos roban el agua -esa fobia secularmente alimentada por la rancia derecha alavesa-, luego las víctimas de la tragedia del 3 de Marzo -una actuación policial defensiva ante los altercados obreros, a decir por aquellas palabras de Iñaki Oyarzábal-, más tarde las hordas de magrebíes que vienen respondiendo al efecto llamada para trampear con las ayudas sociales y ahora son los euskaldunes, esa morralla que “viene a quitar los puestos de trabajo de aquí”, como soltó ayer el diputado general Javier de Andrés, con todo su desparpajo y sin tapujos. Los populares alaveses la volvieron a liar ayer en un acto electoral, arremetiendo ahora contra el uso del euskera en Araba. No se sabe si fue otro de los locuaces deslices con los que acostumbran algunos dirigentes del PP a enervar los ánimos de distintos colectivos -desde Oyarzábal con el 3 de Marzo hasta De Andrés con la ley del aborto- o si es otra bandera electoral que el diputado general ha empezado a enarbolar para espolear un discurso marcado hasta ahora por su mediocridad. Pero considerar al euskera una lengua impuesta por los nacionalistas vizcaínos y guipuzcoanos para discriminar a los alaveses en la Administración pública es una boutade de tal calibre que se desacredita por sí misma desde el punto de vista social, lingüístico y político. Esta expresión es fiel, en efecto, a la cultura que anida en buena parte de la histórica derecha alavesa, que considera al euskera una lengua extraña, que se atrinchera en el modelo A dando la espalda al bilingüismo en la enseñanza o que recela de “toda esa morralla que anda por ahí”, como apostilló De Andrés. Pero que a estas alturas el máximo representante institucional alavés renuncie a favorecer políticas de convivencia social, cultural o lingüística en el territorio y opte por echar más gasolina a la confrontación con fines electorales resulta decepcionante y hasta inquietante. Y más cuando hace pocas semanas, su propia Diputación presentó un trabajado, equilibrado y realista plan estratégico del Euskara digno de elogio, si bien es cierto que ha sido realizado gracias al tesón de los técnicos forales y a pesar del desdén, cuando no las trabas, de sus responsables políticos. Como igual de decepcionante e inquietante resulta que el PP alavés persista en un discurso electoral basado en la estigmatización de los otros.