Estuve en la reunión a la que Javier Maroto convocó a los vecinos cercanos a la Plaza de Euskaltzaendia para convencerles de la bondad de edificar en esa plaza la estación de autobuses y, terminada su exposición, le pregunté que si de no haber sido excavado el agujero para el proyecto del BAI Center se habría hecho la estación. Su contestación fue que rotundamente no. ¿Con ese criterio toma un político una decisión tan importante?

Seguro que es el mismo que ha utilizado para reconvertir la antigua estación de autobuses en una zona de juegos para niños cubierta y al aire libre. Seguramente, si le preguntase que si de no estar el edificio de la antigua estación se le habría ocurrido ido hacer en ese espacio una zona de juegos infantiles, la respuesta sería la misma, rotundamente no. Pues no lo haga. Probablemente la mejor decisión sería derruirla e integrar ese espacio dentro del proyecto de renovación de la calle Los Herrán.

¿Es prudente hacer una zona de recreo infantil en un espacio delimitado entre dos calles de tráfico intenso, con el considerable impacto de la contaminación ambiental y acústica? En una ciudad que se precia de green, ¿es necesario ese espacio para ese fin? Rotundamente, no.