Cada vez es más difícil concretar el momento exacto en el que suena lo que suele denominarse “pistoletazo de salida” en las precampañas electorales. Situado prácticamente a mes y medio de la primera cita electoral del año -los comicios municipales y forales- el Aberri Eguna celebrado ayer se convirtió, así, en la apertura casi oficial de la campaña, y no solo para las formaciones abertzales que conmemoran el día de la patria vasca, sino también para los partidos de obediencia estatal, que, pese a no participar e incluso manifestarse en contra, toman esta jornada como una referencia ineludible en su quehacer político. Así las cosas, no podía ser de otra manera que las dos grandes fuerzas que consideran que Euskadi es su patria, PNV y la izquierda abertzale, subrayasen en sus respectivas celebraciones los distintos modelos de país que ambas opciones plantean y que se irán confrontando en las consecutivas citas con las urnas. El PNV mantiene de forma clara y firme su apuesta por lo que denomina “construcción nacional en el día a día” y que ha sido su seña de identidad en las últimas décadas. Para ello, muestra su experiencia en la gestión institucional y, apoyado por los datos tanto en Bizkaia como en el Gobierno Vasco -donde Urkullu puede exhibir unas buenas perspectivas económicas tras años de grave crisis- busca recuperar la hegemonía tanto en las diputaciones como en las capitales de la CAV y coadyuvar con su integración en Geroa Bai al necesario cambio político en Nafarroa. “Acordaos de cómo estaba este país cuando gobernábamos en todos los territorios”, afirmó significativamente el presidente del EBB, Andoni Ortuzar. Todo ello sin olvidar su planteamiento de nuevo estatus de autogobierno, en el que el PNV volvió a exigir ayer a Mariano Rajoy “que respete lo que nuestro pueblo, y solo nuestro pueblo, decida”. Por su parte, EH Bildu, que ayer se manifestó en Iruñea con la red Independentistak, escenificó el mantenimiento de su apuesta, contenida en su denominada vía vasca, de utilizar las instituciones para la confrontación a través de la desobediencia, en un camino que puede llevar directamente al abismo. Por otro lado, el Aberri Eguna tuvo ayer la virtualidad de obligar a otras formaciones -léase PSE o incluso Podemos- a definirse con respecto a la nación vasca. De momento, con un tono ciertamente decepcionante.