todos los diputados del gobierno alavés deben realizar una declaración previa de bienes y actividades y el desempeño de su cargo público es incompatible -por posible conflicto de intereses- con cualquier otra actividad profesional o mercantil, según la norma foral de organización, funcionamiento y régimen jurídico de la Diputación. El titular de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo, realizó la perceptiva declaración, al tiempo que hacía constar que dejaba su trabajo como letrado en ejercicio para tomar posesión del cargo en verano de 2011, pero ocultó que siguió siendo administrador de Essan Abogados durante quince meses más, incurriendo en incompatibilidad legal, según desvela hoy DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. En un contexto político repleto de escándalos por tráfico de influencias, tratos de la administración en favor de intereses privados, onerosas apropiaciones de bienes públicos o cajas B de financiación ilegal en los partidos, hay que apuntar en honor a la verdad que la deficiencia en la que incurrió Ruiz de Arbulo es ciertamente una irregularidad menor de orden formal o administrativo, en la que -aparentemente- no concurrió un beneficio privado y, además, el afectado subsanó el error motu proprio al año siguiente de tomar posesión. Sin embargo, desde una perspectiva política, el hecho adquiere cierta significación por las repetidas polémicas que han puesto en la picota al diputado de Administración Local. Desde su tortuosa y torpe gestión en la sociedad pública Arabako Lanak -en cuya comisión de investigación comparece hoy mismo- hasta su problemática relación con las entidades locales alavesas por sus continuos desplantes chulescos hacia los alcaldes. Y es que, además, el suyo es un ejemplo paradigmático de lo que ha sido la gestión del equipo de gobierno de la Diputación de Javier de Andrés, en el que se han sucedido no pocas controversias ya sea por la actitud de Marta Alaña en los conflictos sociales, los malabarismos de José Zurita ante la auditoria del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas y el colegio de Izarra o la salida de Luis Viana por la puerta de atrás, recolocado luego como pluriempleado en Kutxabank y Arasur, casos todos ellos desvelados también por DNA. La incompatibilidad de Arbulo fuera quizás un despiste, sí, pero es que llueve sobre mojado.