En la última reunión de las Juntas Generales la mayoría acordó tratar a Trebiñu como la Octava Cuadrilla. No sería lógico, entonces, que Trebiñu no tuviera representación en esas Juntas: “no policy without representation”. Como el año 2015 se celebran elecciones a Juntas, sería razonable reservar un asiento para Trebiñu, por ley o de facto. Por supuesto, serían los habitantes de Trebiñu quienes deberían elegir a ese representante, por el procedimiento democrático que se considere más adecuado.

Podría ser que algunos de los que presuntamente apoyan la unión se posicionaran en contra de adoptar este compromiso. Sería legítimo plantearse, entonces, si ese apoyo es sincero, o si es mero postureo. Podría ser también que la legislación en vigor negara esta opción, pese al apoyo mayoritario en Araba y Trebiñu. Sería legítimo plantearse, entonces, si esa legislación es verdaderamente un autogobierno o, más bien, otra cosa. Y es que autogobierno no es lo mismo que gobierno propio. Ahí queda el hordago. ¿Alguien quiere jugar?