los discursos integradores que se escenificaron ayer en la celebración por parte del Gobierno Vasco de un acto con motivo del Día Internacional del Migrante que se conmemora hoy -con la presencia de diversos colectivos, asociaciones y una declaración institucional del lehendakari Iñigo Urkullu- o que inspiraron la marcha que la plataforma social Gora Gasteiz! protagonizó el domingo en la capital alavesa no tienen nada que ver con la estigmatización de determinados colectivos de inmigrantes y las acusaciones de fraude lanzadas por el alcalde Javier Maroto y que el PP intentó trasladar ayer, con una confusa y contradictoria intervención del portavoz de la asociación africanista Azanea, a la primera sesión de la comisión especial creada en el Ayuntamiento de Vitoria. Frente al intencionado cuestionamiento de las políticas públicas y del consenso social, la sociedad vasca visualiza otra actitud de acogida a los inmigrantes como parte de la identidad colectiva vasca, como subrayó ayer en su declaración el lehendakari Urkullu, y de apoyo a un sistema de protección social que ha hecho de Euskadi un referente. La aversión hacia el paria extranjero, la apelación al miedo y el aprovechamiento del tirón electoral del racismo es un fenómeno que avanza en toda Europa y que amenaza con cuestionar los fundamentos de la convivencia y un modelo de integración basado en los presupuestos ideológicos del Estado del Bienestar. La utilización interesada del discurso de tintes xenófobos y populistas que intenta achacar las consecuencias de la crisis a los inmigrantes extranjeros y que les acusa de forma falaz de aprovecharse de las ayudas sociales ha comenzado a calar valiéndose del fraude, que evidentemente existe, aunque no sea generalizado ni sistemático. El último Eurobarómetro que se dio a conocer ayer señala a la inmigración como la primera preocupación para el 37% de los alemanes y el 34% de los daneses y en el Estado español ya se sitúa como la cuarta inquietud (11%) tras la situación económica, el desempleo y las cuentas públicas. En Euskadi, todavía el 40% de los ciudadanos considera la inmigración no como un problema, sino como una realidad social. Y, en este sentido, el reto de la integración y la asunción por los inmigrantes de idénticos derechos y deberes es un factor para el desarrollo socioeconómico vasco.
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