La generosidad intergeneracional está cubriendo las necesidades básicas de miles de ciudadanos que tienen que acudir a su familia para sobrellevar sus cargas económicas. En un momento como el actual, es fácil ver la fuerza, protagonismo y necesidad de la institución familiar, pero no quedan lejos los años en los que se cuestionaba su papel o importancia.

Nuestros gobernantes e instituciones deberían considerar a la familia como el mejor y más seguro capital social y la mejor inversión que puede hacer un país. Cuando los países occidentales envejecen tan alarmantemente, se hace más necesario que nunca que la sociedad se dé cuenta de que la familia es el único refugio seguro que debe promover para asegurar su futuro. Y qué mejor día para recordárselo que hoy, vigésimo Día Internacional de la Familia.