La inédita decisión de UGT y CCOO de traer a Euskadi a sus respectivos líderes, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, para que protagonizasen este año la tradicional manifestación del Primero de Mayo añadió ayer una dimensión aún más absurda al rosario de movilizaciones con el que las distintas centrales reivindicaron, por separado, los derechos de los trabajadores en Bilbao y en numerosos lugares de la CAV, también en Gasteiz. A buen seguro, la destacada presencia de ambos dirigentes en Euskadi tiene mucho que ver, además de con su propia concepción ideológica y de modelo territorial, con una de las cuestiones principales que acapararon los mensajes de ayer por parte de los líderes sindicales vascos y que se ha convertido en un foco más de división radical que amenaza con derivar en una auténtica guerra entre estas organizaciones entre sí: el diálogo social. Una cuestión central que afecta no solo a los sindicatos, sino a miles de trabajadores. Tanto Adolfo Txiki Muñoz como Ainhoa Etxaide, líderes de ELA y LAB, lanzaron duros reproches a la actitud de UGT y CCOO por su disposición a una negociación con el Gobierno Vasco sobre las líneas básicas en las que trabajar de forma conjunta entre instituciones, patronales y sindicatos para impulsar la industria y el empleo en estos momentos de crisis. A su vez, los dirigentes de las centrales no abertzales acusaron a ELA y LAB de imponer un veto al diálogo y exigieron al Ejecutivo de Urkullu que lo ponga ya en marcha. El diálogo social pasa, sin duda, por uno de sus peores momentos en Euskadi. La rotunda negativa de los sindicatos mayoritarios vascos a sentarse a negociar porque consideran que no va a servir sino para avalar las "políticas de recortes" está condicionando la adopción de medidas para atajar de manera más eficaz la crisis y retrasa un posible horizonte de recuperación, con todo lo que ello conlleva. Euskadi necesita diálogo. La delicada situación económica precisa de concertación y de aunar fuerzas y la mesa de diálogo es la herramienta que puede hacerlo posible. Abogar por la confrontación, como hizo ayer ELA al tiempo que LAB se ofrecía para la unidad de acción en este sentido, puede servir para un mitin del Primero de Mayo pero no parece la manera de afrontar la situación de manera responsable, que es lo que exigen los ciudadanos.
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