Quiero compartir con los peatones, ciclistas y conductores vitorianos lo que me ocurrió el viernes pasado a las 13.20 horas en la calle Dato.
Yo circulaba con mi bicicleta por dicha calle, por cierto poco transitada, cuando un policía municipal comenzó a hacerme señales para que parase. Extrañada, me paré junto a él, pensando que iba a alertarme de algún peligro. Pero mi sorpresa fue que me dijo con cierto sarcasmo: "A patita, hay que ir a patita" (son palabras exactas). Le informo de que según la normativa municipal, puedo circular a partir de la una y pienso que no habrá mirado el reloj y que andará despistado. Supongo que por su cabeza ronda ya la idea de sancionarme en el primer día de aplicación de la normativa municipal, porque añade el agente de la autoridad: "Ya, pero es que hasta las 13.30 no se puede circular en bici".
Yo, ciclista urbana habitual, que he hecho bien mis deberes, que me he aprendido el horario a la perfección y sé que a partir de la una está permitido circular por las zonas restringidas, le indico que en el cartel instalado en la propia calle Dato pone que se autoriza la circulación a partir de la una y que si no se sabe él la normativa, mal vamos.
Parece dolido y me contesta indignado que por supuesto que conoce la normativa, y que han cambiado el horario. Comienza a arrepentirse y a querer meterse bajo tierra. Se da cuenta de que se está equivocando. Pero ya no recula. Yo le pido que se informe bien y continúo mi trayecto en bici.
En fin? que cada cual saque sus conclusiones de esta anécdota. A mí me parece vergonzoso e inaceptable que un policía municipal no conozca la normativa. Si yo no hubiera sabido el horario, posiblemente tendría 45 euros menos en mi bolsillo. Bolsillo del que sale, por cierto, el sueldo del policía.