El contexto de coyuntura económica y el escenario presupuestario es el que es. El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz rubricó ayer un acuerdo que le permitirá tener presupuestos para este año, y además con un proyecto adaptado a la respuesta que exigen las necesidades socioeconómicas concretas de la ciudad. Bien es cierto que el proyecto ha sido pactado a regañadientes con el PP de Javier Maroto por el PNV de Gorka Urtaran y que tanto el PSE como Bildu han optado por quedarse fuera, pero al final es un acuerdo permite a Gasteiz mantener el pulso de la ciudad y adecuar sus cuentas a la necesidad de blindar sus servicios sociales e impulsar las políticas de empleo y solidaridad ante las emergencias del momento. Las conclusiones en otras administraciones no han sido muy diferentes en el contexto del país. Después de un año prácticamente inactivo por no tener presupuestos, el Gobierno de Iñigo Urkullu se ha garantizado para este ejercicio un proyecto de apuesta por la reactivación económica gracias al acuerdo con socialistas y populares. A su vez, la Diputación de Javier de Andrés, después de dos años encallado en una absoluta parálisis, los recortes y la renuncia a todos los proyectos estratégicos para Álava, ha logrado un acuerdo con los jeltzales para impulsar unos presupuestos que apuesten por la salida de la crisis. Otro tanto ha sucedido en la Diputación guipuzcoana, donde Martin Garitano ha contado con el PNV para impulsar la inversión. Las piezas de todos estos proyectos han ido encajando a través de distintos acuerdos a cuatro bandas -PP, PNV, PSE y Bildu- y el Ayuntamiento de Vitoria no iba a ser una excepción. En este caso, el grupo de Urtaran, asumiendo un arriesgado ejercicio de posibilismo, ha logrado imprimir un giro social a la propuesta presupuestaria inicial del PP -que metía tijera sin compasión en numerosas áreas sociales- y modificar el destino de cerca de 25 millones de euros para reenfocarlos hacia políticas de empleo, solidaridad y al tejido asociativo gasteiztarra, aun a costa de que el alcalde Maroto se garantice otro año de gobernabilidad. En cualquier caso, cabe exigir ahora a unos y otros que cierren unas cuentas claras y, sobre todo, que doten de contenido en la ejecución presupuestaria los objetivos de ciudad marcados para 2014.