¿aquién tenemos más miedo? ¿A un tiburón o a un elefante? La mayor parte de las personas contestarán afirmativamente a la primera pregunta sin ninguna duda. Y la respuesta no tiene lógica racional alguna. De hecho, es mucho más fácil morir debido al ataque de un elefante que al de un tiburón. Para ser exactos, la probabilidad de morir por el ataque de un tiburón es de 1 entre 8.000.000, mientras que es más preocupante, en términos comparativos, el riesgo de morir debido al impacto de un asteroide, de 1 entre 4.300.000. Entonces, ¿a qué se debe que tengamos más miedo a los tiburones? La sorprendente respuesta está en dos películas de cine: Tiburón y Dumbo. En la primera, los tiburones matan a muchas personas. En la segunda, conocemos las aventuras de un simpático elefantito llamado Dumbo.
Este análisis tiene una importancia capital, ya que nos enseña cómo los medios pueden moldear nuestra percepción. Y ello es clave puesto que, según percibimos el mundo, tomamos unas u otras actitudes que determinan nuestro funcionamiento social.
El programa televisivo Españoles en el mundo muestra diferentes historias de personas que han emigrado a otras tierras en busca de mejores oportunidades. Los protagonistas nos cuentan la cultura de su lugar de acogida, los problemas que tuvieron al llegar, cómo los afrontaron, cómo lucharon y cómo cumplieron su sueño. Sin embargo, hay un problema: sólo entrevistan a las personas que han triunfado. ¿Y los que han fracasado? ¿Los que han sido explotados laboralmente? ¿Los que han sufrido algún tipo de estafa? Por supuesto, no aparecen. Eso es normal debido a que no nos gustan las películas con final triste. Pero se genera un problema de percepción social: todos pensamos que al que emigra le va muy bien. Sin embargo, son minoritarios.
Muchas series norteamericanas, asimismo, nos hacen ver una realidad que no es tal: la típica familia con el marido trabajando en un puesto con clase y a la mujer con el típico horario de oficina. Los hijos en la guardería y una cómoda casa unifamiliar. Esto nos da otro problema de percepción; pensamos que la mayor parte de las familias viven así y eso es falso. En menor escala eso pasa en las series de cualquier otro país.
Ha llegado el momento de los informativos. ¿Qué vemos cuando queremos informarnos? Muchos políticos hablando. Si son europeos suelen hablar de recortes, que no suelen afectar a sus sueldos. Si son españoles suelen decir que los políticos de otros partidos son peores que los del suyo. Vemos también muchos casos de corrupción. Alguna que otra revolución con sus correspondientes disparos, bombazos y muertos como en Egipto o Siria. Desgracias, muchas desgracias. Y deportes, muchos deportes.
Lo que más me impacta es lo que no vemos. No vemos en ningún medio las cuentas de los diferentes organismos públicos. Esto es gravísimo, ya que nos dicen que una obra ha tenido un sobrecoste del 200% y nos quedamos tan tranquilos. ¿Cómo puede ser?
No vemos muchas historias solidarias que están rodeándonos como pequeños empresarios que mantienen a trabajadores durante meses perdiendo dinero esperando que la situación mejore, personas que ofrecen su tiempo libre en valores de voluntariado, pequeñas empresas que han triunfado con importantes aportaciones sociales o historias de fracasos y de desgracias con enseñanzas para todos.
Leemos entrevistas de personas que han superado el cáncer ya que pelearon hasta el final y su familia les dio todo su apoyo. No vemos historias de personas que han peleado con dignidad y al final han fallecido. Además, cuando mueren lo hacen por una larga enfermedad, no por cáncer. Así, percibimos que el cáncer no es tan grave.
Vemos casos de fallecimientos por violencia doméstica. Eso hace que nos parezca un problema grave. Menos se informa de los ahogamientos y menos todavía de los suicidios debidos a los cuales todavía mueren muchas más personas. Eso hace que no se tomen más medidas para afrontar esos problemas. No obstante, todos los veranos aparecen estúpidas campañas que recomiendan cuando estemos a 40 grados beber agua y no estar al sol. Un absurdo.
Todo esto nos lleva a una reflexión fundamental: los medios influyen mucho en nuestra vida. Pueden decidir lo que es problema y lo que no. Debido a ellos todavía creemos en los cuentos de hadas (programas del corazón), en los superhéroes (acontecimientos deportivos) o en los sabios que dirigen el mundo (grandes políticos o empresarios) dando a estas personas un halo ficticio (ya que son como nosotros). Sin embargo, no valoramos de la misma forma a investigadores o científicos (que son los que realmente mejoran nuestra vida) o a quien ofrece su vida a los demás. Otro absurdo.
Por eso creo que debemos ser más reflexivos con todo el bombardeo mediático que recibimos. Y creo también que los medios con más futuro serán aquellos que logren minimizar su ideología e incrementar su valor añadido: investigación periodística, análisis, crítica, información y diversidad de opiniones.