en la antigüedad, y no se ha perdido la costumbre, cuando las noticias eran malas se mataba al mensajero. El mensaje seguía siendo el mismo, pero el esforzado informante daba con sus huesos en la tumba. La vida del soldado norteamericano Bradley Manning pende de un hilo, o de una cadena perpetua, porque parece que ha sido el contacto de WikiLeaks. La información clasificada de un ejército es sagrada, porque ahora el término de sagrado se aplica a quienes tienen acceso exclusivo a ella: los iluminados a causa de su poder. El resto de los mortales no puede acceder a la suciedad de tan elocuentes verdades en las que se ampara la democracia.
Nuestro protagonista, además del envío de miles de documentos, incluye en su delito la inclusión de un vídeo en el que un helicóptero estadounidense ataca a un grupo de civiles en Bagdad. La tripulación del helicóptero, además de matar, deja oír sus risas. Esta forma de ayudar al enemigo, revelando lo que ha sucedido, le va a costar caro. La democracia, en otros tiempos, era un objetivo, y se defendía con el voto y la puesta en práctica de los derechos humanos. Ahora, el objetivo es el dominio de otros y el nombre de democracia se utiliza como medio. Y eso sí que es grave.
Hay quien dice que el ejército era el sitio menos adecuado para este joven. ¿Es que se trata de una institución que humaniza la guerra? ¿Es que la guerra puede ser humanizada? ¿El problema consiste en ver enemigos donde hay personas o de ver personas donde los mandos dicen que hay enemigos? De hecho, el ejército norteamericano no ha tratado demasiado bien en sus cárceles a este joven. Su abogado lo ha denunciado en repetidas ocasiones hasta el punto de que altos mandatarios han indicado que un trato demasiado duro a Manning podría tener consecuencias negativas para el país en el exterior. Aquí nadie habla de ética o de derechos humanos, sólo se miden las consecuencias en términos de influencia política o económica. Hechos similares se han llevado a cabo de la misma forma en otras prisiones de Irak. Y se sigue haciendo en Guantánamo. Si se trata de medidas inapropiadas para con insurgentes, también lo es para un soldado estadounidense, alguien se ha atrevido a decir.
Después de tanto presumir de avances en el pensamiento humano sigue habiendo cortocircuitos. Y no es porque vayamos a poner en los altares a un veinteañero que puede tener sus virtudes y sus deficiencias. Es su presunto delito lo que nos conmueve. ¿Por qué, entonces, entró en el ejército? Quizá porque podía facilitarle un mayor aprendizaje y capacitación en relación a su gran sueño informático. ¿O es que los jóvenes, especialmente hispanos y afroamericanos, ingresan en el ejército estadounidense para defender a la patria? Pero en ese mundo se encontró con algo que le desbordaba. Manning se había convertido en pocos meses en analista de inteligencia. ¡Menudo insulto a la inteligencia humana! Y aunque quizás no tuvo un contacto directo con la sangre derramada, supo analizarla con tanta inteligencia humanista que decidió informar más allá de sus superiores. ¿Se volvió loco? ¿Comprendió el sentido de la verdad?
No es fácil bajar a las cloacas del mundo sin mancharse. Toda guerra es asesina y lo que nos extraña es que un sibilino arte de la guerra da por supuesto que determinadas artes marciales son denigrantes, mientras otras son aceptables. Un helicóptero puede atacar civiles? si nadie lo graba en vídeo. La aviación puede atacar el barrio de una ciudad y producir daños colaterales. La manipulación del lenguaje pretende reconciliarnos con la ética, pero la conciencia nos dice que otra manera de hacer las cosas tiene que ser posible.
Ya sabemos que el soldadito Bradley no es más que una anécdota en todo un sistema de organización mundial donde se esconde lo que verdaderamente se hace, todo ello en nombre de la libertad y de la transparencia. Claro que eso sucede también en el mundo económico, y no nos cansamos de presumir de nuestra democracia. El Consejo de Europa ha publicado un informe en el que se condena el culto al secreto que protege los crímenes de guerra. Hace una llamada para proteger a quienes luchan contra dicho secreto. Tal informe indica que el señor Bradley Manning es un supuesto "informador que debe ser tratado como tal" y que estamos "en deuda" con esa persona. Debe tratarse de papel mojado.