desde que un Tales de Mileto y su discípulo Anaximandro fueran los primeros en hacerse la pregunta por excelencia ¿por qué? -algo que los griegos siguen preguntándose todavía hoy, o precisamente hoy- la humanidad lleva unos 2.600 años mareando la perdiz sobre las mismas grandes cuestiones, aunque de distintas maneras, desde diferentes enfoques y con más o menos literatura, dependiendo del ingenio de cada filósofo. A lo largo de los siglos, las respuestas se van haciendo más sofisticadas, pero las interrogantes siguen siendo las mismas. Y las investigaciones se dispersan en cuestiones de lo más peregrinas, muchas veces financiadas con cuantiosos fondos públicos, pero lo importante siguen siendo las preguntas. El pretendido profesor John Martin Fisher de la Universidad de California acaba de recibir cuatro millones de euros de una fundación con el encargo de estudiar si puede existir la vida eterna. Como suena. La pregunta de los cuatro millones de euros, más dietas y gastos de kilometraje al más allá, se supone. Pero los enigmas más interesantes -lo sabemos desde Aristóteles- siguen estando en el más acá. Los alaveses nos debatimos desde anoche y durante todo el día de hoy sobre lo divino -inspirados por el santo meón- y lo humano, pero sin tantas monsergas. Nuestra pregunta sigue siendo la misma desde tiempos inmemoriables: ¿caracoles o perretxikos? La cuestión quizás no tenga tanta enjundia como la de Tales de Mileto, pero desde luego sí bastante más fundamento. Jai zoriontsuak!
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