existen realidades desplazadas al olvido o relegadas en las agendas políticas del mundo, como son los derechos de la Madre Tierra y los derechos de todas las personas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Hoy 22 de abril, día internacional sobre los derechos de la Madre Tierra, es un día para el olvido.
La Madre Tierra es una expresión que se utiliza en muchos lugares del mundo para referirse al planeta. Para Naciones Unidas, este hecho supone una prueba clara de que existe una interdependencia entre los seres humanos de todo el planeta. Pero no de una manera equilibrada. Sino que existe una interdependencia basada en la explotación tanto de las personas o de animales como de la madre naturaleza.
Como destaca el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, "hoy en el siglo XXI, estamos sufriendo las consecuencias de haber expoliado el capital de la naturaleza sin devolver nada a cambio. Quienes más sufren los efectos de nuestra gestión negligente son las personas más vulnerables del mundo, los que viven en los márgenes de los desiertos, las comunidades indígenas, las personas rurales, los habitantes de los sórdidos barrios marginales de las megalópolis cada vez más grandes del mundo y las mujeres. Para que estas personas puedan salir de la pobreza y prosperar necesitan, por lo menos, tierras fértiles, agua potable y un saneamiento adecuado".
En la última Conferencia de desarrollo sostenible de Naciones Unidas Rio+20, celebrada en junio de 2012, los gobiernos presentes aceptaron la obligación de asegurar pactos internacionales para no poner en riesgo el mantenimiento de la vida. El planeta Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar y la Madre Tierra es una expresión común en muchos países y regiones. Observamos que algunos países reconocen los derechos de la naturaleza en el contexto de la promoción del desarrollo sostenible. Estamos convencidos de que, para lograr un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza.
Ante tanta buena voluntad por parte de los poderes políticos mundiales, tenemos la certeza de la realidad. No existen compromisos reales por parte de los gobiernos, ni de las empresas trasnacionales, ni del poder financiero que nos acerquen a cumplir lo que presentan en declaraciones internacionales no vinculantes. Nos encontramos en el siglo del doble discurso. De buenas palabras y malas praxis, en el paradigma de lo inmediato sin medir impactos.
En contraposición, tenemos el discurso de las personas más pobres y explotadas que, desde la realidad de sus vidas, exigen nuevos paradigmas. Modelos de vida donde se adopten enfoques holísticos e integrados del desarrollo sostenible que lleven a la humanidad a vivir en armonía con la naturaleza y conduzcan a la adopción de medidas para restablecer la salud, la integridad del ecosistema de la Tierra, el respeto de los derechos humanos y de la madre tierra y la equidad.
Hoy tenemos que realizar una crítica hacia los agentes responsables que no toman medidas. Es de urgencia darse cuenta de que el sistema capitalista patriarcal y el modelo neoliberal están obsoletos y fuera de nuestro interés para la gran mayoría de los seres humanos, incluyendo a la madre naturaleza como ser viviente.
Se abre el reto de construir desde abajo, de escuchar a las voces olvidadas, de tener en cuenta lo importante, dar prioridad a la vida frente al capital, de ver la cordura en la locura, de ser creativas y no tener miedo. Es el momento de poner el mundo al revés. Y es posible, ya que la madre naturaleza es redonda y nos dará cabida en su lecho.
Hoy, día de las causas olvidadas, desde nuestras más sencillas palabras y aunque nadie nos escuche, queremos decirte que cada día somos más seres los que pertenecemos a tu comunidad, la Madre Tierra.