CON respeto, señores de la Diputación, no acabo de comprender la partida de 40.000 euros que ustedes han destinado al Basque Culinary Center en los Presupuestos para Álava de este año. No es que se trate de un dineral, pero estoy seguro de que esa cantidad tendría un mejor destino en cualquier otra actividad o grupo necesitado, máxime en estos tiempos de crisis, recortes y desgracias. No tengo nada en contra de este centro de formación universitario, donde los alumnos aprenden cocina pero también técnicas de gestión y mercadotecnia, además de otras muchas disciplinas, en unas magníficas instalaciones que se levantaron en un tiempo récord y que para su funcionamiento cuentan con apoyo público, aunque se trate de un center de la Universidad de Mondragón apoyado por marcas comerciales. Me parece una buena iniciativa, pero, eso sí, para quien pueda pagársela, es decir, para quien tenga cerca de los 8.000 euros que cuesta cada curso. 40.000 euros son, por lo tanto, cinco matrículas. Defiende la Diputación esa cantidad -que sale de los bolsillos de todos nosotros- con el argumento de que con ese dinero los productos alaveses tendrán presencia en el BCC, donde se investigarán fórmulas para aportarles valor añadido. ¿Qué pasa, que si no se paga en lugar de sal de Añana van a utilizar sal de Cahuil, vino del Valle de Napa en lugar de Rioja Alavesa o alubia de La Bañeza por nuestra pinta alavesa? Sólo faltaba: se llama Basque Culinary Center y estamos incluidos en la primera palabra.