hoy 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua. Nuestro grifo nunca falla, nuestros pantanos parecen guardar y asegurar el agua que necesitamos y no vivimos pendientes de las nubes porque todavía llueve. Parece que no es un asunto de nuestra incumbencia, que no está en nuestra agenda. Sin embargo, es un tema de candente actualidad que requiere de nuestra conciencia crítica.

Cuando las Naciones Unidas declararon que éste sería el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, nos querían concienciar de su importancia, de su uso, tratamiento y recuperación.

La cooperación entre grupos, pueblos y países es fundamental para avanzar en los derechos del agua. El agua es un bien escaso, que antes de llegar a nuestros grifos ha tenido un trabajo costoso previo de recogida y distribución a través de muchos kilómetros, hasta desembocar en nuestros grifos y estar a merced de nuestras necesidades, y en ocasiones de nuestros caprichos cuando hacemos un uso exagerado.

Ahora empezamos a entender que el ciclo de agua no finaliza cuando el líquido elemento se va por el sumidero. Conlleva un tratamiento para devolverla lo más limpia posible.

Entendemos que el agua es esencial en el desarrollo humano y, sin embargo, hay 2.600 millones de personas que no disponen de este básico elemento en condiciones en su vida diaria. Millones de personas tienen que desplazarse para buscarla o disponen de agua que no tiene garantías higiénicas. Hay pueblos en guerra por el control del agua. Situaciones cotidianas que no tienen su espacio cada día en los medios de comunicación. "Al quebrar la salud de los ríos, primero mueren los peces -la proteína de los pobres- agravando los problemas de hambre; luego enferman y mueren las personas en las comunidades más pobres y vulnerables", según recogió en la cita de Zaragoza el pabellón El Faro de iniciativas ciudadanas.

Por eso desde Naciones Unidas se pretende que esta jornada sea para tomar conciencia del agua, de su justa distribución para todos los pueblos y todas las personas. El agua requiere el mayor acuerdo de todos en los distintos niveles. La cooperación en esta materia es básica para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable y saneamiento para 2015 y detener la explotación insostenible de los recursos híbridos.

En las declaraciones que conciencian sobre este tema tan básico nos debemos fijar en el Documento Final de la Conferencia de Río+20. En este documento se subraya el agua como el núcleo del desarrollo sostenible y se reafirman los compromisos en relación con el derecho al agua potable y saneamiento y la necesidad de mejorar su calidad, tratamiento y la protección de los ecosistemas y su conservación.

El agua es punto de partida de muchos de los proyectos de cooperación de MedicusMundi y detrás de cada uno de ellos hay una ONGD del Sur que participa activamente. Hay hombres y mujeres que se comprometen en la realización de los sistemas hidráulicos y en la detección y estudio de las necesidades de la población; programas de salud y formación que se ponen en marcha al tiempo que estos nuevos sistemas para fortalecer la educación comunitaria; un aumento de la participación de los hombres y mujeres en las tareas de la comunidad y un compromiso permanente con el mantenimiento de estos servicios. Existe un intercambio de visitas entre el Norte y el Sur para conocerse y enriquecerse mutuamente con la experiencia de colaboración y cooperación.

Un Programa de Agua completo de esta envergadura dura varios años. Durante este tiempo de trabajo cooperativo no olvidamos la realización de acciones y actividades de Sensibilización y Educación para el Desarrollo en nuestro entorno con distintos colectivos y en distintos ámbitos, en el marco escolar y fuera del mismo.

A nosotros agua no nos falta. Sin embargo, el día de hoy es importante para tomar conciencia del uso que hacemos de ella. Debemos usarla con racionalidad y repartirla con justicia sabiendo que es un bien escaso al que deben acceder todas las personas y que debe tener garantías.

En ocasiones puede parecer que sólo interesa este tema cuando inunda los informativos por los desbordamientos o sequías de turno. Sin embargo, nuestras gotas de responsabilidad también llegan al mar por el cauce del uso responsable de nuestros recursos. Tenemos que mojarnos.