EL Gobierno de Mariano Rajoy está dando muestras, de nuevo, de cuál es su grado real de compromiso y su nivel de cumplimiento de los acuerdos suscritos en aspectos clave para el desarrollo social y económico de Euskadi. Mientras consigue distraer la atención pública sobre cuestiones como las delegaciones en el exterior de las comunidades autónomas, intentando un control que no le corresponde, y achacando incumplimientos a otras administraciones, el Ejecutivo del PP está defraudando no ya las expectativas sino los compromisos en firme. Solo así puede entenderse que el Ministerio de Fomento esté ralentizando de forma notable el ritmo de las obras de la Y ferroviaria vasca, considerada por las instituciones vascas, española y europea una infraestructura estratégica para el progreso de Euskadi. Al igual que en otros ámbitos, "la crisis" sirve para justificar esta paralización que, a la larga, saldrá cara. Pero hay más. El Gobierno español también mantiene paralizado el proyecto de la fuente de neutrones que el Consorcio ESS-Bilbao tiene previsto levantar en el Parque Científico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Tan es así que el futuro de este, en principio, ambicioso plan, que tenía vocación de ser una infraestructura clave en el entramado científico tecnológico vasco, está en el aire. Esta nueva falta de compromiso ha llevado al director ejecutivo del proyecto, el prestigioso científico Joan Bordas, a abandonar ESS-Bilbao una vez que en mayo concluya su contrato y después de que haya transcurrido tan solo un año desde su llegada. Una situación y una decisión que deben hacer reflexionar y mover al Ejecutivo de Rajoy, que con su absoluta falta de apoyo y la eliminación de las partidas que le corresponden -15 millones de euros este año- está asfixiando un proyecto de alto valor añadido científico y tecnológico a nivel internacional y que podría tener una importante incidencia en el tejido productivo de Euskadi. Ello, pese al gran fiasco que supuso la gestión del anterior Gobierno, el socialista presidido por Rodríguez Zapatero y cuya ministra, Cristina Garmendia, fracasó de forma flagrante en la gestión para que fuera la sede europea de espalación. Mientras, Euskadi sigue perdiendo una gran oportunidad para su desarrollo futuro y para apuntalar el crecimiento tras la salida de la crisis.
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