desafortunadamente la corrupción casi siempre está de moda en este país. El último episodio por ahora es el caso Barcenas. Nos podemos preguntar por qué ocurre esto y no faltarán explicaciones: que la ley de financiación de los partidos políticos es incompleta, que el Tribunal de Cuentas lleva siete años de retraso en su labor de comprobación o que ahora se va a poder corregir con la Ley de Transparencia. Sí, de acuerdo, pero si esto ocurre es principalmente por la falta de honradez de ellos, del tramposo, del defraudador y también de los que miran para otro lado, personas y organizaciones.
Nos podemos preguntar también si esto pasará factura a los autores o a las organizaciones a las que representan, pero la verdad es que poca o ninguna. No hay más que ver comunidades autónomas o ayuntamientos donde se han dado grandes escándalos de corrupción y en las siguientes elecciones, casi siempre, vuelve a ganar el partido de aquellos que se pringaron.
¿Por qué no les pasa factura a ellos y por qué nosotros durante mucho tiempo del que realizaba una corruptela para conseguir una subvención o defraudaba a Hacienda decíamos que era un listillo? Quizá porque, a un menor nivel, hacíamos lo mismo.
Ha llegado la crisis, han llegado los recortes y surgen las comparaciones entre la corrupción de ellos, -sueldos blindados de políticos o banqueros- y el desempleo, las rebajas en las pensiones o la pérdida de prestaciones en la Ley de Dependencia que nos afectan a nosotros, a la mayoría, y se empieza a fraguar una reacción de indignación, pero no lo contundente que los hechos requieren.
¿No será porque en nosotros -o al menos en muchos de nosotros- sigue anidando el subconsciente, ante la oferta de la factura con IVA o sin IVA, contestar rápidamente sin IVA para que figure un precio menor en la compra o pedir que las comisiones de ventas no me las metan en la nómina y me las den en negro. ¿Eso no es corrupción? También esas prácticas restan dinero público para la sanidad, educación o las prestaciones de desempleo.
No vale decir "si total nosotros, con lo que hacen ellos...". Cambiemos también nuestras actitudes y, a la par, seamos intransigentes con ellos, sean políticos, banqueros o dirigentes empresariales Hay que parar esta situación.
Juan Antonio Armentia Arechavala
Comisión Social de Santa María de Olarizu