ME pregunto cuál es el valor del juramento de un mentiroso, porque el PP no sólo miente con recochineo por boca del presidente de Gobierno desde antes de llegar al poder, sino que han mentido muchos de sus más directos colaboradores -ministros y no ministros- y sobre todo han mentido, por acción o por la omisión del silencio y el mirar para otra parte, todos los que no han denunciado las patrañas que se nos cuentan desde hace más de un año. ¿Jurar ahora, el qué? Un sinsentido. Ya no es de recibo. La palabra en boca de esta gente no tiene valor alguno, ni en público ni en privado.
Y no es de recibo referirse a una auditoría de dinero negro que por su misma calidad no puede figurar en contabilidad alguna, y no es de recibo que sea la tesorera del partido quien diga que va a hacer esa auditoría. Lo digo porque son contumaces en sus recursos y patrañas. En resumen: el chorizo instruye su caso, monta su acusación, su defensa y de seguido se absuelve y el público grita: "¡Transparencia... bonita!".
Estamos en manos de mala gente que está convencida de que todo le está permitido. El más puro estado policial que se venía advirtiendo desde hace mucho. El desprecio con el que se trata a la ciudadanía ya no conoce límites. Lo que sucede en las ruedas de prensa no es de recibo. Se impone un boicot y una actitud beligerante por parte de los medios de comunicación y los movimientos sociales.
Las amenazas de la Cospedal de demandar a quien publique los papeles del Bárcenas caen en el vacío porque se han seguido publicando y repicando por todas partes. Es una marea social la que quiere llevar a los tribunales, para evitar que esa marea la siente a ella en el banquillo de los acusados. Una nueva conducta asocial la suya, porque ella y los de su camada disparan con pólvora del rey para llenar el aire de humo y conseguir una tregua en la imparable caída de su crédito político y social, y a los demás nos cuesta un ojo de la cara el defender nuestros derechos. ¿A qué tribunal acudimos los burlados?
¿Qué demanda de protección del honor puede presentar Aznar que, a base de mentiras groseras y de manera lacayuna, embarcó a España en una guerra criminal como la de Irak? Mintió, mintió, los hechos se lo probaban y él no dio su brazo a torcer. Sólo tiene el crédito de su banda.
La Cospedal de nuevo dice que garantiza la inexistencia de pagos en negro. Parece como si se dirigieran a incapaces mentales. Esa mujer ya no tiene autoridad moral para garantizar nada, como no sea entre sus secuaces, entre los figurantes de este siniestro guiñol de Ali-Babá y los cuarenta ladrones.
La negativa a responder a El País fue un paso más adelante en la represión del derecho a la información veraz, algo que invita a aislar las instituciones y a enfrentarse a ellas en la medida de lo posible. Es el propio Gobierno, en el que se mezcla el abuso y las mentiras, quien está consumando la fractura social.
Visto lo visto pienso que tengo derecho a preguntarme qué obligación tengo a pagar impuestos. En otro país con eficiencia y decencia públicas, respeto a los ciudadanos, escrupuloso cumplimiento de las leyes y ausencia de corrupción generalizada (300 cargos públicos imputados) no me lo preguntaría, pero aquí sí. Si ellos cobran en negro, por qué no voy a hacerlo yo, por qué voy a declarar lo que pueda ganar bajo manga. Son ellos los que invitan a una conducta asocial porque el régimen político que imponen no se merece otra cosa.
Dice que van a enseñar sus declaraciones de la renta. ¿Pero es que creen que padecemos idiocia? ¿Pero cómo va a entrar en una declaración de impuestos el dinero sobrecogedor, el dinero negro, el dinero de las trastiendas, el que aparece en los documentos del Bárcenas?
¿Qué valor tiene la palabra de un defraudador como Bárcenas o la del ministro que negó datos relativos a la amnistía fiscal que sólo ha beneficiado a los defraudadores, para luego verse obligado a admitir? Casi no admiten ni cuando les pillan. El ciudadano tiene derecho a no darles crédito. Dicen, se desdicen, se vinculan, se desvinculan, niegan, rezan y acusan de conspiradores a los que les descubren. Un pozo negro lleno de mierda hasta los bordes. ¿En qué creer? En nada, en nadie que ostente un cargo público de ese partido, en nadie que nos dé la mano para chotearse de nosotros. No estamos en fiestas, nos estamos jugando el presente y futuro de los nuestros.
Qué valor puede tener la palabra de la ministra Mato, a quien se le pone delante de las narices los justificantes de los regalos recibidos y niega y niega y no dimite porque para qué va a dimitir si es posible que aquí no pase nada y que puedan seguir viviendo como Dios, y si no es en ese puesto, será en otro de la misma tela de araña.
Vivimos envueltos en humo, pero no creo que sin una decidida actuación de la magistratura se llegue a saber el alcance del delito y de la mugre que viene del partido que hoy somete al país. Se nos dirá que eso es legal, cierto, pero es indecoroso y ya obsceno, porque es cierto que hayan tejido un sistema legal de casta y clase que sólo beneficia y blinda a esta en detrimento de la que está pagando duramente la crisis. Al ciudadano ya no le queda otra que recuperar su condición de tal, sacudirse la de sometido, y tumbar este régimen como sea.