con la propuesta del presupuesto de la Diputación Foral de Álava en las manos, nos encontramos con un hecho lógico: a medida que los ingresos económicos disminuyen, también lo hacen las ayudas. Hace ya un tiempo que los grupos y asociaciones que trabajamos en Rioja Alavesa por la normalización del euskara estamos sufriendo recortes, pero ante esta propuesta -o tomadura de pelo- ha llegado el momento de plantarnos.
¿Cómo es posible que si la propuesta de recorte para Cultura es del 16%, para una de sus áreas, precisamente la de euskera, sea del 66%? ¿La normalización del euskara debe sustentarse con esas palabras como deseo, intención o voluntad que pronuncian los políticos? ¿Todos los años debe peligrar el desarrollo del euskara? ¿Los grupos e instituciones que trabajamos por la normalización del euskara debemos funcionar como si fuéramos ONGs, dando las gracias y esperando la generosidad de las instituciones?
La sociedad vasca considera una prioridad defender y recuperar el euskara. Hay que ser tonto o malintecionado para no ver que las dos lenguas oficiales no se encuentran en el mismo nivel y que, por tanto, la que necesita ser potenciada es la minorizada, es decir, el euskara. El resultado de esta visión se evidencia en los datos de euskaldunización: de apenas haber euskaldunes o vascoparlantes en Rioja Alavesa, se ha pasado a que más del 25% sabe euskara.
Aun así, no es suficiente y se utiliza poco. La razón de esto se ha estudiado en muchos lugares y los resultados son parecidos: falta de motivación, de referentes o de capacidad. Pero en Rioja Alavesa, y seguramente en todo Araba, hay otra razón: las instituciones han abandonado a los euskaldunes, los han dejado solos. El dinero, el tiempo, el esfuerzo o la ilusión la han puesto los individuos y el proceso de reeuskaldunización se ha basado en la voluntad de cada persona. Las acciones llevadas a cabo por las instituciones alavesas no se corresponden ni se han correspondido con el trabajo realizado individualmente: ni los ayuntamientos ni las cuadrillas han valorado el conocimiento del euskara, ni han agradecido a los ciudadanos su esfuerzo y trabajo.
Para garantizar el desarrollo del euskara se debe trabajar desde la transversalidad, pero el modo organizativo de las instituciones no resulta útil en este sentido, ya que el euskara es un área independiente dentro del departamento foral de Cultura. En el resto de las áreas del departamento -deporte, juventud o festival de jazz- el euskara no se tiene para nada en cuenta; por no hablar de otros departamentos como Turismo, Hacienda o Bienestar, que ni tan siquiera tienen área de euskara.
Consideramos oportuno también mencionar aquí a los técnicos de euskara. Los euskaltzales de Rioja Alavesa nos reunimos en 2002 con las instituciones -en este caso la Cuadrilla- para pedirle que se implicara en el desarrollo del euskara en la comarca. Para ello, analizamos la situación e incluso hicimos el borrador de un plan, pero las instituciones no nombraron ningún responsable, por lo que sin dinamizador el proyecto se quedó en agua de borrajas. En Rioja Alavesa no teníamos ninguna duda de que era necesaria al menos una persona para poner en marcha el servicio de euskara.
Más tarde, organizado por un nuevo equipo de gobierno en la Diputación alavesa, se reunieron los grupos de euskara de Araba con un numeroso grupo de euskaltzales para asentar las prioridades en la recuperación del euskara. Es así como finalmente conseguimos un técnico de euskara para la Cuadrilla de Rioja Alavesa, como en el resto de cuadrillas. Desde entonces, hemos hecho un montón de cosas y planificado otras tantas. Estamos trabajando juntos ikastolas, algunos colegios, asociaciones de euskara y de otro tipo, euskaltegis, Radio Rioja Alavesa o representantes de ayuntamientos y de la Cuadrilla. Pero ahora, después de funcionar durante tres años y una vez que los ayuntamientos han empezado a hacer planes de normalización, ¡otra vez a cero!
Todos los partidos políticos dicen que la normalización del euskara es una prioridad, pero con este tipo de decisiones es imposible. ¿Cómo es posible que se considere normal que al departamento de Cultura se le reduzca un 16% y al área de euskara un 66%? Son evidentes las prioridades.