dice Mike Tyson que una vez pilló a un chaval en la cama con la que entonces era su mujer. Que, aunque ya estaba en trámites de divorcio con Robin Givens, se puso como loco y a punto estuvo de darle una lección al jovencito tirillas que estaba consolando a su despechada esposa. La cosa no pasaría de ahí si no fuera porque el corneador en cuestión era nada menos que Brad Pitt, siempre según la versión de Tyson. ¿Se imaginan la escena? ¿Y las consecuencias? Porque no olviden que el boxeador de Brooklyn -1,76 metros de puro músculo- ha sido encarcelado por violación, descalificado por arrancarle de un mordisco un trozo de oreja a Evander Holyfield durante un combate y condenado por su adicción a las drogas además de haber protagonizado varios altercados violentos a lo largo de su vida. Ahora, Tyson desvela en una entrevista que la integridad física de Brad Pitt estuvo en peligro. "Me volví loco, deberíais haber visto su cara cuando me vio", dice al recordarlo. Pues sí, pero no le pegó y seguro que muchas -y muchos- le agradecen ahora aquel momento de contención y no haber estropeado una cara tan bonita como la de Pitt. El mundo no sería igual si hubiera sido marcado por sus puños. "Espero que Brad no crea que le odio. No le odio, de ninguna manera". Pues menos mal, porque tener al tanque de enemigo asustaría a cualquiera. De todos modos, seguramente el marido de Angelina Jolie prefiera cruzar de acera cuando le intuya de lejos. Aunque quede como un cobarde... yo también lo haría.
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