A lo largo de este mes de noviembre han sido muchos los y las transportistas que se han sorprendido al comprobar que los precios del gasoil en las áreas de servicio de Cepsa, Repsol o BP en diferentes puntos del Estado español se desplomaban todos los lunes quedando incluso en algunas ocasiones un poco por debajo de los precios de venta al público de otras áreas de servicio que ofertan descuentos muy ventajosos para los y las profesionales del transporte. Sin embargo, el martes el precio del gasoil en cualquiera de las tres petroleras que forman el oligopolio del combustible en el Estado español volvía a subir lo mismo que había bajado, manteniéndose al alza el resto de la semana con variaciones de décimas de céntimo o de uno, dos, tres y hasta cuatro céntimos.
El fenómeno de los lunes no es nuevo. Como ya se ha denunciado en multitud de ocasiones, en el Estado español los lunes el repostaje es más barato porque precisamente ese es el día en que se recogen los precios de los surtidores y se envían esos datos al Boletín Petrolero de la Unión Europea, y a las petroleras -básicamente por una cuestión de imagen- les interesa que los precios que publica la Unión Europea con respecto al Estado español sean más bajos de lo que realmente son. Sin embargo, el hecho de que este fenómeno de los lunes se estuviera dando de forma tan exagerada durante este mes de noviembre nos ha hecho sospechar a muchos, entre otros a los y las responsables del sindicato Hiru, que algo raro estaba pasando. Como malpensar se ha convertido últimamente en una de las actividades fundamentales de este sindicato, nos hemos dedicado a ello de forma constante durante las últimas semanas, y fruto del análisis que hemos hecho hemos llegado a la conclusión de que no sería extraño que el mismo dato que se recoge el lunes para el Boletín Petrolero de la Unión Europea se esté usando por parte del Gobierno español para calcular el IPC (Indice de Precios al Consumo). Así que si al Gobierno español le interesa que el IPC no se dispare en noviembre, solo tiene que presionar de alguna manera a las tres petroleras que manejan el mercado del combustible para que bajen sus precios los lunes y listo, el martes ya pueden volver a subirlos porque al Gobierno de turno le importa un pimiento.
Pero ya puestos a sospechar de que se estén manipulando comportamientos y datos para ofrecer una estadística determinada, también creemos que la trampa de los lunes va más allá. Ahora mismo, con los datos en la mano, y analizando el histórico del precio de los combustibles en el Estado español estamos convencidos de que se están trampeando las estadísticas del cálculo del IPC de noviembre porque precisamente el IPC del mes de noviembre es la clave para calcular la revalorización de las pensiones. Así que si cuatro días al mes uno de los precios clave para calcular el IPC como es el del combustible es bastante más bajo que el resto, lo que vamos a tener es un IPC inferior al real, y una revalorización de las pensiones a la baja, ¿a que sí?
Y puestos a seguir sospechando y malpensando también podemos concluir que bajando el precio del combustible los lunes conseguimos que los datos del IPC referentes a este valor no sean tan escandalosos como son en realidad, y que de esta manera vendemos la imagen de que las petroleras han hecho caso al Gobierno español después de que el pasado mes de septiembre el ministro de Industria se reuniera con Repsol-Cepsa-BP para supuestamente leerles la cartilla. Si el IPC dice que en noviembre el precio del gasoil ha bajado quedan bien las petroleras y queda bien el Gobierno. Los únicos que quedan como tontos, son una vez más los y las transportistas y los consumidores, que repostamos el lunes, el martes, el miércoles, el jueves...