¿Trabajan ustedes en la misma empresa? Formulaba esta pregunta a cuadros directivos cuando, como consultor, detectaba claras diferencias de enfoque, de actuación, de opiniones. Quedaban extrañados. Les sometía a una prueba que nunca fallaba. Les pedía que contestaran por escrito, en el momento, cuál era la política de empresa que estaban materializando y qué definición daban al concepto política de empresa. Escribían. Invitaba a leer respuestas y, curiosamente, casi nunca coincidían. Para ser objetivo les ofrecía una definición de Gelinier que más o menos dice: “Política: conjunto de objetivos, actuaciones y principios...”.

Conseguir que cualquier organización se dirija a la misma meta, con una serie de actuaciones complementarias y coherentes y de acuerdo con unas mismas premisas es fundamental, aunque no asegura el éxito. Pero cuando los objetivos no son los mismos, las actuaciones son contrarias y los criterios divergentes, casi se asegura el fracaso. Eso, en cualquier empresa u organización que quiera actuar con rigor. ¿Y en la política?

Invito al lector a reflexionar sobre lo que se sucede, se oye, se lee sobre los partidos políticos: ¿Juegan en el mismo equipo? ¿Persiguen los mismos objetivos o se les ve a la greña como el famoso cuadro de Goya, a ver quién hunde más al otro?

Lo que se llamó la Roja ofreció en fútbol una imagen de jugadores de diferentes sensibilidades, clubs y procedencias que dieron lo mejor de sí mismos para ganar un mundial. ¿Sentimiento patrio o deseo de primas? Es igual, compartían objetivo, aportaban actuaciones complementarias y respetaban una misma filosofía de equipo y de juego. El tema se complica cuando abrimos el enfoque y vamos al escenario mundial. Del mismo modo que se acude a un europeo o un mundial respetando las reglas de la UEFA o FIFA, existe un campeonato económico en la globalización que tiene sus propias reglas y que hay que respetar para tener posibilidades. ¿Han oído o leído que eso preocupe a los partidos en el Parlamento español, a los sindicatos? ¿Tiene España un objetivo común en un mercado globalizado, unas estrategias conjuntas y posibilistas, unos criterios compartidos para competir y consolidarse en ese escenario?

Portugal tiene que ser intervenido porque la oposición no apoya al partido que gobierna. Ahora viene un ajuste mucho más duro. ¿Les recuerda algo en el Parlamento español? ¿Diríamos que los partidos políticos ofrecen una visión y actuación de Estado para competir y situarse en posiciones si no de Champions, sí de UEFA o, al menos, cómodas, en el ranking mundial? Eso exige tener como referencia el presente y el futuro, no el pasado o lo inmediato, la pura táctica para ganar el poder y el ataque sistemático al contrario.

Partidos, patronales y sindicatos ¿comparten metas y actuaciones coherentes y sobre las mismas premisas? ¿Juegan en el mismo campeonato mundial en el que intentan llegar muy lejos respetando sus reglas como un sólo y sólido equipo? Nosotros, los ciudadanos, ¿jugamos en el mismo equipo y en el mismo torneo?