dICEN los expertos que en España no existe una demanda social clara a favor de la República, aunque reconocen el anacronismo de la monarquía. Politólogos, sociólogos, constitucionalistas e historiadores no observan en la España de hoy un caldo de cultivo favorable a la caída de la Monarquía, por mucho que se extienda entre los jóvenes un mayor desapego al rey. No obstante, estos expertos coinciden en señalar la Corona como una institución obsoleta, anacrónica, un freno para la consecución de una democracia plena que elige desde un alcalde hasta el jefe del Estado.
Es cierto que existe un sector que se considera republicano, pero los datos nos indican que la Monarquía no está mal considerada. Hay poca demanda social para acabar con ella, está fuera de la agenda política, de las demandas de los partidos y de la sociedad. Los analistas creen que España es más juancarlista que monárquica. Tampoco está claro que la recesión sirva como catalizador del deseo de cambio. Ni los nacionalistas, -¿dónde está la verdadera izquierda abertzale?- ni los comunistas ni los socialistas se atreven ni se han atrevido nunca, a convencer a la ciudadanía de que no sólo urge derrocar a Juan Carlos I, sino construir una verdadera democracia donde el poder radique en el pueblo, que aborde grandes reformas, ya que el sistema actual no da respuesta a la crisis y hace pagar los platos rotos a los de siempre. Paradójicamente es en el ejército español donde se ha detectado más inquietud en este aspecto, aunque, obviamente, se inclinan por una república de corte liberal.
Nos encontramos ante una sociedad dormida, narcotizada, que no reacciona prácticamente ante ningún estímulo social, político o económico. La recesión económica que padecemos es muy preocupante, pero no sólo nadie mueve un dedo para intentar resolverla, sino que el pueblo llano, que es el que la sufre con mayor virulencia, ni se inmuta. Nos comportamos como si aquí no estuviese ocurriendo nada. Mañana, en mayo, seguiremos votando a los mismos partidos políticos que no hacen nada para solucionar la crisis económica, que no nos ofrecen mayores cotas de democracia. Y seguiremos haciendo lo mismo el año próximo, eligiendo a los que alimentan nuestro borreguismo.
La sociedad española es una sociedad aborregada conducida por lobos. Éstos, hábilmente, mantienen al pueblo entretenido con sus teatrales y falsas disputas políticas. Que si la izquierda, que si la derecha. Todos son iguales. Todos los políticos se ríen del pueblo llano. Lo utilizan. Ningún político ofrece al pueblo la verdadera democracia. El Estado es incapaz de solucionar los problemas que acucian a nuestra sociedad. Pero esta crisis económica que padecemos, y que no tiene visos de solucionarse a corto plazo, puede ser una oportunidad para cambiar el sistema. La recesión podría provocar una crisis del sistema político. El batacazo de la economía, junto con el auge de la memoria histórica, la creciente exigencia de laicismo o el agravamiento de las tensiones territoriales, pueden actuar de motor del cambio para que la sociedad reclame el advenimiento de la República.
¿Quiénes pueden ser los impulsores del republicanismo? Evidentemente los que más tienen que ganar con un cambio político radical son los nacionalistas. Son los partidos abertzales y los nacionalistas catalanes los que deben incluir en sus estatutos la idea republicana e impulsar, desde la periferia, la III República. Euskadi y Cataluña podrían alcanzar sus anhelos nacionales dentro de un Estado republicano. Y deben de hacerlo ya.
Hay que presentar la república como alternativa democratizadora, superando la nostalgia de 1931. Hay que propiciar a medio plazo la convocatoria de un referéndum sobre la república. Aunque se perdiera dicho referéndum, el solo hecho de hacer un debate público haría tambalear el sistema. Actualmente no hay un partido con fuerza en las Cortes Generales que obligue a situar esta discusión en la agenda. Pero si los partidos nacionalistas se autodefinen como republicanos forzarán a otros partidos de ámbito estatal a hacer lo propio. Porque tanto el PSOE como Izquierda Unida no lo hacen por el elevado coste electoral. Evidentemente, este tema no da votos. Pero llegará el momento en que los dé.
Los medios han jugado un papel clave en la consolidación de Juan Carlos. En Gran Bretaña, la familia real es atacada a diario y no se defiende como gato panza arriba. Aquí puede ser síntoma de que no está muy asentada.
¿España es realmente monárquica? No, es juancarlista. No hay apoyo a la Monarquía en sí misma, sino a Juan Carlos. No hay obstáculos de cultura política.
En España, la república ha sido patrimonio de la izquierda, aunque sectores de la ultraderecha también la reclamen. Ahí está el Partido Nacional Republicano. Hay que hablar de un programa reformista avanzado, que suscite una ilusión como la de 1931. Los partidos políticos deben estar preparados cuando llegue el momento en que desaparezca el rey Juan Carlos. Cuando falte éste, la Monarquía dejará de existir en España. Como desapareció el franquismo al morir Franco.