nadie discute que en el ámbito de la investigación científica o tecnológica haya que estar a la última e incluso anticiparse. Nadie tampoco que la más alta gastronomía es hoy la más innovadora, la que rompe moldes y hábitos del gusto. ¿Por qué entonces habría de cuestionarse esto en el ámbito de la cultura? ¿No merece la cultura darse la oportunidad de lo más contemporáneo?

Yo creo que sí lo merece. Es más, creo que es una responsabilidad política de primer orden apoyar y propiciar una cultura que conecte a nuestra sociedad con los debates más actuales. Para ello hacen falta espacios como Montehermoso, dedicados a la reflexión y la innovación culturales. Dedicados también y de manera especial a la creación contemporánea. Montehermoso es una oportunidad para nuestros creadores y creadoras, una oportunidad para desarrollar sus trabajos y para darlos a conocer. Se trata, junto con Artium, de uno de los pocos equipamientos públicos que en Euskadi actúan como plataforma estable y de alta calidad para la conexión, la proyección y la promoción internacional de nuestras y nuestros artistas.

Pero Montehermoso es algo más, porque la Cultura también lo es; porque la Cultura es una postura ante el mundo y las relaciones humanas. Y la visión de Montehermoso, la apuesta de Montehermoso es la de la igualdad entre hombres y mujeres. Y así surgió hace cuatro años, como un proyecto pionero que se fijaba como objetivo fundamental cumplir las recomendaciones del artículo 25 de la Ley Vasca de Igualdad de 2005 y del Artículo 26 de la Ley de Igualdad de España de 2007. Leyes ambas que suponen un gran avance en el largo camino a favor de los derechos de las mujeres y en contra de cualquier forma de discriminación de género.

La igualdad en materia cultural es objetivo de estas leyes. Desarrollarlo en la práctica es tarea de múltiples agentes culturales, con el apoyo de las y los responsables políticos. Y en este ámbito que carece de antecedentes, la reflexión, la creatividad, la capacidad de innovar son fundamentales. La igualdad de género cultural requiere una importante inversión en I+D. Y eso es precisamente lo que representa Montehermoso. En eso reside su éxito. Porque después de cuatro años se puede hablar de éxito de este proyecto que asumió el desafío de recoger la recomendación legal de aplicar la Igualdad al campo específico del Arte y la Cultura. Éxito por partida doble, porque no sólo ha avanzado hacia la igualdad; sino que se ha convertido en un proyecto de referencia en el ámbito internacional.

Sirvan como testimonio las continuas invitaciones que el centro recibe para presentar tanto su proyecto como su programa en prestigiosas instituciones como la University College London, el Brooklyn Museum de Nueva York o la EHESS de París.

El reconocimiento explícito a la calidad del programa que se plasma en las ayudas directas a las producciones del centro de instituciones como la Mondriaan Foundation, el Danish Art Council o IASPIS (perteneciente al Ministerio de Cultura sueco) o la selección de sus producciones en exposiciones y eventos de la mayor relevancia internacional como la Trienal de la Tate o la Bienal de Venecia.

Con estas referencias y reconocimientos, las declaraciones del pasado jueves de la diputada foral de Cultura de Álava -en las que afirmaba "como miembro del PNV pienso que la política de género de Montehermoso puede hacer daño a las mujeres"- resultan aún más incompresibles, irresponsables e injustas.

Un ejercicio además de sensacionalismo político porque, naturalmente, la diputada no ha pasado del titular, no ha aclarado ni a qué política de género ni a qué daño ni a qué mujeres se refiere.

Es impropio que en pleno siglo XXI una mujer con responsabilidades institucionales cuestione con esa afirmación sin fundamento al único Centro Cultural que existe en todo el Estado donde se ofrece a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres en el ámbito del Arte y la creación contemporáneos. El único, pues, donde se aplica el espíritu y la letra de nuestro ordenamiento jurídico. Y resulta además especialmente preocupante el hecho de que estas declaraciones, que no dudaré en calificar de disparate, se hagan en nombre del PNV, uno de los partidos políticos más importantes del panorama institucional vasco, un partido con responsabilidades de gobierno.

Calificar de "especialización" la legitimidad de la lucha por la igualdad y el respeto a las leyes vigentes, desestimar la eficacia y los beneficios de las acciones positivas y proponer que las mujeres recuperemos milenios de discriminación por la simple inercia del paso del tiempo supone retroceder, y mucho, en materia de derechos humanos, y también de visión de lo que significa la responsabilidad política. La igualdad es un derecho irrenunciable, que sólo será posible consolidar si lo defendemos con decisión y si le dedicamos todos los medios a nuestro alcance. Y esto es precisamente lo que hace Montehermoso.

El futuro al que aspiro y por el que trabajamos muchos hombres y mujeres construye una sociedad en la que todas las personas tengamos las mismas oportunidades reales en todos y cada uno de los ámbitos de la vida. Y creo firmemente que desde las administraciones públicas tenemos la responsabilidad de favorecer la creación y la cultura, porque éstas son los instrumentos más valiosos para avanzar hacia un mundo cada vez más justo. Un mundo en el que la Igualdad se asuma como un patrimonio de y para la Humanidad.

Tenemos un modelo democrático de cultura contemporánea en nuestra ciudad, en Vitoria-Gasteiz, desarrollado por múltiples agentes institucionales y sociales. Está cumpliendo con éxito sus objetivos y sus compromisos. Es un espacio de referencia dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero la Igualdad requiere aún más esfuerzos, más reflexión, más creatividad. Por eso espacios como Montehermoso son mucho más que necesarios, son imprescindibles.