La Constitución me garantiza un derecho como el trabajo, pero a mis 38 años estoy sin él. La frustración que siento es sólo comparable a mis ganas por trabajar. Es muy duro ver cómo ni el Gobierno -liderado por el partido de los trabajadores-, ni los sindicatos, ni los agentes sociales, ni los empresarios hacen nada por aliviar esta situación.Todo lo contrario, hacen lo que pueden por agravarla más, si es posible.
En los dos últimos años apenas he trabajado cinco meses, se me ha acabado todo tipo de subsidio, he hecho dos cursillos de informática con el Inem y estoy apuntado a otro de contabilidad, con lo cual pueden ver que "no tengo afán de mejorar mi situación". ¿Tendré que vivir de mi madre hasta que tenga que vivir de mis hijos?, ¿pedir ayudas que sé que me van a denegar? No, gracias, no quiero vivir del cuento. Pero la Constitución me garantiza un derecho como el trabajo.
Tal vez sea un vago que no ha buscado empleo, pero creo que no, he estado recorriendo empresas, dejando una media de setenta u ochenta curriculums semanales. Ni una sola entrevista de trabajo. Pero la Constitución me garantiza un derecho como el trabajo.
Lo siento, habéis ganado, me tengo que rendir ante la evidencia de que soy peor que la escoria por intentar tener un futuro, porque la Constitución me garantiza un derecho como el trabajo.
Sé de sobra que esto caerá en saco roto, pero sólo pido una solución, porque la Constitución me garantiza un derecho como el trabajo.