El consejero de Interior, Rodolfo Ares, nos ha llamado a los ertzainas insolidarios y dice que somos unos privilegiados, que tenemos que arrimar el hombro. Pero en este país no hay nadie más insolidario que la casta política con la máxima jubilación garantizada después de dos legislaturas, con sus dietas, sus vehículos oficiales de alta gama, sus comidas en los mejores restaurantes y sus viajes con el dinero de los impuestos que ahogan nuestra economía doméstica. Recortan en Educación y en Sanidad y su bolsillo ni se lo tocan. Dicen que se han reducido el sueldo, pero la verdad es que se han subido las dietas. ¿Eso es solidaridad o arrimar el hombro?

Nuestras demandas son mejoras en las condiciones de trabajo y material para desempeñar mejor nuestras funciones y el servicio que todos los ciudadanos/as se merecen. Nadie le ha pedido al consejero la jubilación a los 55 años, nadie le está pidiendo que sangre a los ciudadanos -ya lo hace su Gobierno constantemente- para darnos dinero, pese a que llevamos más de 20 años perdiendo poder adquisitivo. Derrochan el dinero porque no sale de sus bolsillos, no controlan las ayudas sociales ni a cantidad de esperpénticos fines. Han estado dando sin control para lograr cuatro votos. Mientras tanto, trabajadores/as que han estado toda la vida cotizando se hallan ahora en el umbral de la pobreza. Esta es su solidaridad, su arrimar el hombro.