dicen que en política lo ideal es que la reflexión preceda a la acción, aunque si tiene que ser al revés, pues tampoco pasa nada. En su papel de celestino entre socialistas y populares en un artículo publicado esta semana, el catedrático de la Uned Andrés de Blas busca la naturaleza del concubinato en hondas raíces históricas y profundos sustratos ideológicos. Apela el docto profesor a la "tradición liberal y republicana que representa hoy el PP vasco" (¿?) y la engarza con una ascendencia "liberal-democrática de lealtad española" del socialismo de don Indalecio Prieto. Y así cuadra todo. Muy lírico. Lo malo es que la realidad tiene más que ver con hacer juntos una batida y repartirse la presa que con la poética de los años 30. Aparte de que la derecha vasca siempre se ha tenido, y a mucha honra, por muy española, católica y monárquica y más de uno frunciría el ceño con cara de pocos amigos con eso de la "tradición liberal y republicana". También podríamos crear envoltorios literarios con la tradición antifascista que socialistas y jeltzales compartieron en décadas de exilio o con el barojiano espíritu liberal-fuerista que abrazaron la derecha postcarlista y el protonacionalismo vasco. Pero la política es más mundana que todo eso. Vale que el pacto PSE-PP sea una opción de poder y hasta rentable en pro de la "armoniosa relación del País Vasco con España", como se destapa el articulista en su última frase. Pero para eso no hacen falta reflexiones posteriores a la acción ni montarse monsergas discursivas histórico-ideológicas.