En momentos donde la razón y el corazón se enfrentan a un conflicto, y cuando el bienestar de la persona amada es lo más importante, es cuando un grupo de profesionales se convierten en los mejores aliados de nuestra familia.
Durante los quince últimos meses, la vida de nuestro padre estuvo al cuidado de un gran equipo en la unidad de sico-geriatría, primera planta-derecha, del CIAM San Prudencio de Vitoria-Gasteiz.
Un grupo interdisciplinar, compuesto por geriatra, enfermeras, auxiliares, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta y trabajadora atendieron, cuidaron y mimaron sus últimos días llenos de misterio y desconcierto; y contribuyeron a su bienestar, tranquilidad y sosiego.
Con su profesionalidad, su gran calidad humana, su discreción, su enorme cariño, sus minuciosos cuidados y su trato exquisito, nos han hecho sentir con más intensidad cual especial era nuestro padre y supieron entender cuánto le amamos y honramos. Ellos han hecho que toda la familia considerásemos la estancia de nuestro padre en la unidad sico-geriatra del CIAM San Prudencio una afortunada experiencia.
Asimismo y mediante su investigación, nos ayudaron y seguirán sin duda haciéndolo a entender más los misterios de la enfermedad que nuestro padre padeció.
A todos y cada una de las personas que cuidaron y ayudaron a nuestro padre todos los días, incluido el último, expresamos nuestro más profundo agradecimiento. Nunca olvidaremos el trato recibido y siempre estaremos en deuda.