Según consta en el nuevo Plan Director de Julio Núñez para Iruña-Veleia, se aproximaría el inicio de una nueva campaña de excavaciones en el yacimiento, prevista para abril y dotada al parecer con un total de 500.000 euros de dinero público: 200.000 por parte de la Diputación Foral de Álava, 270.000 por parte del Gobierno Vasco y 30.000 por parte de EuskoTren.

Es por ello que queremos recordar cómo fue el inicio de dicho Planel pasado año. Y es que, pudimos contemplar estupefactos y documentar cómo la excavación comenzó con más parecido a una obra de construcción que a un trabajo de investigación científica: una gran pala excavadora estaba vaciando una gran extensión de tierra (8.000 m2) a gran velocidad y profundizando en amplias zonas hasta metro y medio de profundidad y, en cualquier caso, bastante más abajo de la capa de remoción agrícola. En la documentación gráfica que pudimos tomar en aquellos días estaba claro que se habían eliminado mecánicamente y sin documentar estratos arqueológicos que, según anteriores estudios estratigráficos que obraban en poder de todas las administraciones públicas competentes y que, por tanto, eran accesibles al nuevo equipo excavador, eran de época romana. Junto a dichos estratos se habían perdido los materiales arqueológicos asociados. Y, no sólo se observaba la pérdida de estratos y materiales, sino también la rotura por la excavadora -que no es una herramienta de precisión- de estructuras de época romana.

Gracias a los anteriores estudios llevados a cabo por Lurmen en la zona y a la información gráfica obtenida aquellos días, se ha podido llevar a cabo un amplio informe evaluando el grado de afección ocasionado al yacimiento durante el inicio de la aplicación del nuevo Plan Director de Núñez. En él se llega a la conclusión de cómo se ha producido una destrucción de patrimonio arqueológico, debido a la eliminación mecánica -sin la preceptiva documentación- de estratos de época romana que se conservaban intactos por debajo de la capa de remoción agrícola, a la pérdida de los materiales asociados y a la rotura de estructuras arqueológicas que estaban in situ. Esta destrucción implica la eliminación del registro arqueológico que tenía el yacimiento en esta zona sobre las estructuras, lo que supone la pérdida de una información imprescindible para el conocimiento de toda su historia posterior a la construcción de dichas estructuras. La pérdida es injustificable, irreparable e irreversible.

El citado informe, avalado por la opinión de especialistas de Alemania, Eslovenia, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Grecia, Hungría y Polonia, concluye que la excavación de Núñez de 2010 ha supuesto destrucción de patrimonio arqueológico y que la metodología empleada no es, ni muchísimo menos, la correcta. Este informe se encuentra entregado en el Juzgado de instrucción correspondiente de Vitoria-Gasteiz. Por tanto, en conocimiento de la administración competente que, sin embargo, sigue delante de forma empecinada con su apoyo a este nuevo Plan Director, dotándolo de una amplio presupuesto y sin plantearse siquiera investigar las denuncias por destrucción de patrimonio que se han hecho públicamente en varias ocasiones.