La gira árabe del presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero ha puesto de manifiesto algunas de las reiteradas contradicciones y debilidades de su discurso sobre aspectos fundamentales de su mandato: la crisis económica o la política exterior. No cabe dudar de la conveniencia de que el jefe del Ejecutivo realice viajes al exterior para promocionar la economía española y procurar las máximas inversiones posibles, más ahora, cuando España necesita recuperar urgentemente la confianza de los mercados internacionales. Cuestión distinta son el contexto y el mensaje de estas giras, porque entonces entran en juego matices muy importantes. Por lo pronto, habrá que esperar a que se materialicen los compromisos de inversiones anunciados por el Gobierno tras los encuentros con las autoridades de Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, porque no sería la primera vez que se vende humo a la opinión pública.
Por otro lado, las inversiones que estos estados árabes han anunciado en las cajas españolas -450 millones de euros en total- muestran un panorama nada optimista, cuando el capital que el Gobierno y el Banco de España han calculado para la viabilidad de las cajas está entre 25.000 y 50.000 millones de euros. Cierto que menos es nada, pero para estas viandas no eran necesarias alforjas.