ES triste comprobar cómo la sociedad afirma estar cada vez más lejos de la política. Primero, porque tiene la sensación de que los gestores públicos no se ocupan de sus problemas y segundo, porque cuando se ocupan es para sacar rédito político y lanzar mensajes en clave electoralista. Puede ser que algunos representantes políticos se comporten así, pero el resto no tenemos por qué pagar el precio de ese modo de actuar. Hablando de aquellos gestores municipales que viven al margen de los problemas de la ciudadanía, hay que recordar que, en estos tres años y medio de gobierno socialista, la política municipal de promoción económica ha sido un barco sin rumbo. Sólo hay que recordar cómo, en el invierno de 2007, se le preguntaba a la concejala Isabel Martínez sobre qué medidas pretendía impulsar para atajar la crisis y nos contestaba sin alterársele el tupé que no existía crisis y que éramos unos tremendistas.

Ésta era y es la visión de futuro del alcalde y su equipo con respecto a la política frente al desempleo. Nuestro grupo político ha tendido la mano para hacer verdaderas políticas activas de empleo. El PNV ha ido a negociar a Madrid lo que los gobiernos de Lazcoz y López no han conseguido: que se puedan gestionar aquí las políticas reales de inserción en el mercado laboral. Hemos instado a la inclusión de cláusulas sociales en la contratación municipal planteando que el Ayuntamiento, como motor de empleo que es, reclute a personas paradas en sectores como la construcción o los servicios, pero se nos ha hecho caso omiso. Detectamos que había personas que estaban cobrando ayudas porque no tenían ni sueldos ni trabajos dignos y, por ello, impulsamos una moción en Pleno para que se aprobase un Pacto por el Empleo de Calidad, a lo cual el gobierno socialista nos dijo que aquello no era necesario y que veíamos fantasmas. Nuestra responsabilidad ha hecho que aprobemos los presupuestos para que el municipio no se quede parado y, desde la intervención pública, se pudieran tomar medidas excepcionales frente a una situación extraordinaria. No actuamos como otros, que se guían por la conveniencia electoral y no desperdician ocasión para aportar pequeños regalitos a un acuerdo presupuestario. Tampoco actuamos como otros que, a golpe de infografía, venden soluciones para el paro a base de construir parques temáticos de empleo, que dicen saber cómo solucionarlo y han permanecido toda una legislatura enarbolando el no permanente. Si tenían una solución, ¿por qué no la han aportado?

Los ciudadanos esperan que los políticos nos unamos para dar respuesta a las verdaderas necesidades y, por ello, lanzamos en el último debate del estado de la ciudad nuestra propuesta de Aho Batez: conseguir nueve acuerdos unánimes en cuestiones estratégicas de la ciudad. Ni por ésas nos cogieron el guante. Es más importante dar codazos para ocupar la silla de alcalde que facilitar el acceso al mercado de trabajo a nuestras vecinas y vecinos.

El grupo nacionalista ha reclamado por activa y pasiva que cambien los contenidos de los cursos municipales de formación para empleo actualizándolos a la nueva situación, pero al final no existe el necesario cambio de criterio y se siguen ofertando cursos de cata de jamón y otras disciplinas extemporáneas. Lo peor de todo es que han quedado un gran número de plazas de estos cursos sin ocupar porque las personas demandantes no llegaban a tener las capacidades necesarias para apuntarse.

No nos parece de recibo que el desempleo siga aumentando sin que se agoten todos los esfuerzos para frenar esta sangría. El colchón familiar, ese que en tantas ocasiones evita situaciones verdaderamente dramáticas, está adelgazando a pasos agigantados y desde el ámbito municipal no se ofrece alternativa alguna. Se está cerrando la puerta a toda una generación de jóvenes vitorianos, de personas que no tienen ilusión por encontrar un trabajo porque no ven futuro, que comprueban cómo sus tíos o sus hermanos mayores tienen problemas con el banco para poder pagar la hipoteca, que descubren cómo hay quienes deciden regresar a casa de los padres con sus hijos e hijas.

Si el modelo falla, sólo cabe revisarlo en profundidad y acordar una reforma. Desde el PNV hemos ofrecido pactos para tratar este tema con profundidad y perspectiva. Cuando otros dan la espalda a esta oferta sólo podemos pensar que son incapaces de asumir el problema o viven muy cómodos en la política de la negatividad permanente, donde no hace falta aportar solución a nada. Son muchos años de futuro lo que nos estamos jugando ahora. Al finalizar enero han sido 17.396 las personas en paro en Vitoria-Gasteiz. El PNV seguirá trabajando para que esta cifra no suba ni en una persona más.