Este pueblo lleva muchos años sufriendo la violencia en distintas formas de expresión: asesinatos, secuestros, extorsión, amenazados con escolta, prisión, negación de derechos individuales y colectivos.
Ni que decir tiene que ninguna de ellas son equiparables en gravedad entre sí, pero sin duda todas han contribuido a la falta de libertad y convivencia que tenemos.
Los últimos movimientos realizados por la izquierda abertzale para la legalización de un nuevo partido son un paso importante para conseguir la normalización en este país. Cierto que no es el primer intento y que las frustradas actuaciones del pasado nos deben de llevar a la prudencia, pero la importancia del objetivo es tal, que merece la pena intentarlo, como se dice en la Biblia, hasta setenta veces siete. Los grandes pasos en la historia se han dado por personas audaces y flexibles en sus planteamientos, que han sabido arriesgar. Lo digo porque ya se ha oído alguna voz que se ha puesto a exigir mas, como por ejemplo la condena de todo lo ocasionado en el pasado por ETA. Razón no les falta, pero no podemos estar mirando continuamente al pasado. De hecho hay todavía partidos que no han condenado la dictadura de Franco y los asesinatos que se cometieron y la mayoría de los ciudadanos pasaron página.
Hoy, como cuando se inició la democracia, hay que mirar hacia delante porque la paz es necesaria y ansiada por este pueblo.
Paz que debe ser impulsada por la normalización política, y con ella, se inicie un proceso de diálogo entre todos para decidir que es lo que quiere este pueblo.
Diálogo para acordar, entre todos, el lugar de reconocimiento y recuerdo que deben tener todas las víctimas y sus familias.
Diálogo para ver cuál es la salida a todos los presos y su reinserción a la sociedad.
Diálogo que siente las bases para que en un futuro, se dé la reconciliación necesaria para que este pueblo supere el dolor y sufrimiento generado.
Este proceso de paz, diálogo y reconciliación no ha hecho más que empezar. ¡Dejémosle avanzar!