Asombrado estoy. He recibido un cibercorreo de una amable lectora que, tras la publicación el pasado miércoles en este espacio del texto Cortina de humo, me envía una prolongación de esas líneas. Lo más singular es que las ha escrito como si ella fuera un servidor, el de la foto, y alude a sí misma en tercera persona. No haré, por respeto, comentarios sobre el cambio de sexo que supone la suplantación, pero sí voy a ofrecerles su divertida reflexión. Lo que sigue es suyo:
"Hace pocos días, en esta misma mesa, escribí por primera vez sobre la ley antitabaco. Decía que era un comienzo y luego que era un final, así que una avispada lectora me advierte que sin nudo y desenlace no hay final. Ante mi muralla defensiva, me propone que escriba su nudo y desenlace como si no fuera conmigo. Así que, heme aquí hablando del tabaco otra vez. Dice que todo sirve para algo y, aunque es fumadora, quiere buscarle algo bueno a esta ley. Propone recuperar la tradición de fumar el puro el 4 de agosto en la bajada de Celedón, que lo del champán es de San Fermín, y así lo ha creído siempre desde jovencita. Sí señor, que no veamos ni a Celedón, que todo se llene de humo como en los viejos tiempos. Bueno, que si hay que acotar zona de fumadores y de champanistas, pues a la izquierda del monumento los... ¡Ups! Si no hay monumento. En fin, ya nos apañaremos, unos en la Virgen Blanca, otros en la Plaza Nueva o... De momento, en cuanto empiece el buen tiempo, espera que en las terrazas exteriores de los bares ponga reservado para fumadores." Sigo asombrado.