Ya han pasado unos cuantos meses desde que el PNV negoció en Madrid las adecuadas condiciones en las que se debía realizar la transferencia de las políticas activas de empleo. Las condiciones acordadas se basan en las especificidades recogidas en el Estatuto de Gernika, que dotan a la Comunidad Autónoma Vasca de la máxima independencia a la hora de determinar en materia de empleo qué tipo de políticas impulsar para mejorar las condiciones laborales de trabajadores y trabajadoras vascas.

Estas condiciones se tiñeron de negro cuando el Eustat publicó los inquietantes datos del paro en Euskadi. La situación que vivimos no puede menos que alarmarnos. Cierto es que la crisis económica ha sido y es a nivel mundial. Pero no es menos cierto que todo ello se ha traducido en unas tasas de paro desorbitadas, más si cabe en el caso de la juventud. En esta franja de edad el porcentaje de parados y paradas se eleva, en el cuarto trimestre del 2010, al 28%, lo que supone el escalofriante número absoluto de 14.800 jóvenes activos en situación de paro. Es decir, estamos hablando de que la juventud cercana a la treintena está sufriendo fuerte y desgarradoramente los efectos de la precariedad laboral. Sin mencionar que si además de encontrarte en esta franja de edad eres mujer, el porcentaje es más preocupante todavía.

Pertenezco a esa generación de jóvenes que, en su gran mayoría, hemos estudiado una carrera, un módulo o un ciclo formativo, pero que, sin embargo, el acceso al mundo laboral se hace cuesta arriba. Cuántas veces nos hemos preguntado o hemos comentado; "¿para qué estudiaría esto si no tiene salidas?" o "no tiene nada que ver lo que he estudiado con lo que hago diariamente en el trabajo". He aquí un balón de oxígeno: la gestión por las instituciones vascas de las políticas activas de empleo. Tenemos en nuestras manos la oportunidad histórica de decidir nuestro futuro en el ámbito laboral. Debemos saber hacia dónde caminamos para poner los pilares y los medios apropiados para su consecución. Euskadi tiene una oportunidad de oro en su construcción.

Los medios de comunicación continuamente nos han bombardeado con información sobre las políticas activas de empleo y no han sido ni una ni dos las ocasiones en las que he podido escuchar de amigas y amigos cuestiones como "¿y eso de las políticas activas concretamente qué significa, para qué sirve?". La verdad es que puede resultar farragoso para quien no trabaja directamente en este ámbito comprender exactamente qué suponen las subvenciones gestionadas, la formación ocupacional o continua o las bonificaciones a las empresas. Términos de corta expresión, pero de profundo contenido. Por todo ello, es necesario explicar lo que supone para los y las jóvenes de Euskadi esta transferencia.

Las políticas activas son una herramienta de acceso al mercado laboral; estudiar una carrera, un módulo u optar por la formación profesional tiene que tener un cauce en la sociedad. Utilizando esta nueva herramienta, las instituciones vascas asumen las labores que ha venido desarrollando el Servicio Público de Empleo Estatal, por lo que se encargarán de forma directa de coordinar las ofertas de trabajo con las demandas existentes proporcionando, de este modo, empleos adecuados a las características de las y los trabajadores; se elaborarán programas y medidas para el fomento del empleo; se incentivará a la contratación; la formación profesional será ejecutada desde Euskadi, planificándola, evaluándola, proponiendo los programas más adecuados… Porque no cabe lugar a duda que no es lo mismo gestionar lo planificado y ordenado por el Estado que tener capacidad de decisión propia, como ocurre con la transferencia realizada.

Sin embargo, y habida cuenta de la realidad que estamos viviendo, no podemos olvidar que el desarrollo de esta competencia podría haberse materializado mucho antes si el ejecutivo López no hubiera negado de facto la transferencia de las políticas activas de empleo en los términos en los que nos correspondía y nos corresponde gestionar. El lehendakari López no dudó en aparecer ante los medios en septiembre de 2009 defendiendo a capa y espada un "acuerdo básico" -así lo llamaba- con el Gobierno del Estado en esta materia por la cantidad de 300 millones de euros; y un año más tarde firmar la transferencia pactada entre el PNV y el PSOE por la cantidad de 472 millones de euros. El Ejecutivo vasco, sin pudor alguno, había renunciado a 172 millones y haciendo suyo el refranero donde dije digo, digo Diego viró el timón del barco. Pero la sociedad vasca valora y tiene en cuenta estas actuaciones y, lo importante, a fecha de hoy es que contamos en Euskadi con la transferencia de las políticas activas de empleo en los términos que nos corresponde.

En esta nueva realidad, la juventud vasca tiene ante sí nuevas posibilidades. Las políticas activas de empleo posibilitan cauces de acceso al mercado laboral en condiciones de calidad. Las políticas activas de empleo dan a Euskadi y a su juventud la posibilidad de gestionar el buen funcionamiento de nuestro mercado laboral y, por ende, de la empleabilidad de las y los jóvenes. Desde EAJ-PNV vamos a vigilar el tratamiento que, entre otras materias, se dé a los programas de contratación, formación o inserción laboral de la juventud vasca. No olvidamos que detrás de los porcentajes hay personas. Tenemos una oportunidad histórica de gestionar nuestro potencial. Veamos y vigilemos cómo caminamos en la construcción sociolaboral de Euskadi.