Hay pruebas en el deporte que desde siempre han estado y siguen estando bajo sospecha del dopaje. El Tour de Francia es una de esas pruebas que a lo largo de la historia ha estado siempre tocada en este aspecto. Esta sospecha data desde que aparecieron las primeras sustancias dopantes, porque antes de esto no sabemos qué tomaban los ciclistas para sacar al cuerpo el máximo rendimiento. Creo que hay que valorar cada vez más a los antiguos campeones en su justa medida ahora que estamos escuchando que todo está podrido. Me acuerdo de nombres como Anquetil y Bahamontes, que con los medios que entonces había ganaron esta prueba. Actualmente, si nos fijamos en cualquier campeón de la era moderna, vemos que están todos bajo sospecha. Por nombrar algunos de los últimos campeones, nos fijamos en Landis, Armstrong y Contador y los tres están bajo rigurosísima sospecha de haberse dopado para poder ganar esta famosa prueba.

El caso de nuestro ciclista Contador es la más reciente y nadie se cree lo del filete de ternera con clembuterol. Personalmente creo que no sólo en el ciclismo, sino en todo el deporte, las pruebas son tan exigentes que los cuerpos no pueden competir en buena línea y tienen que ayudarse de sustancias dopantes para poder participar a esas alturas. En cualquier campeonato mundial siempre salen noticias referentes a desposeer de títulos a deportistas que se han tenido que meter sustancias para intentar ya no ganar, sino lo que es más triste, poder terminar la prueba. Muchos deportistas no tienen más remedio que intentar apoyarse en sustancias que ayuden, siempre que estén al límite del positivo. Ésta será una dura lucha de los comités antidopaje en cualquier reunión deportiva. Aunque la cosa está tan rara y por ganar se hacen tantas trampas, que no me sorprendería que en algún campeonato infantil o juvenil de cualquier deporte, aparecieran los primeros positivos entre niños. A este punto hemos llegado con nuestras exigencias y la famosa frase del barón Pierre de Coubertin, de lo importante es participar, ha quedado totalmente obsoleta. Ahora, la idea que se les inculca a los deportistas desde pequeñitos es ganar lo que sea a cualquier precio.