Está claro que la crisis económica radica principalmente en la desenfrenada práctica especulativa generadora de plusvalías artificiales para enriquecimiento de algunos, siendo el inmobiliario el principal sector de esta práctica en el Estado y aquí en Euskadi, también. El ladrillo ha producido un cañonazo en la línea de flotación del sector financiero y de los compradores que verán reducir el valor de sus viviendas por debajo de las hipotecas. Los grandes beneficiados han sido los especuladores que han vendido a precios muy por encima del valor real y que han obtenido grandes capitales, hoy retenidos e improductivos.
Cuando aquí se ha exprimido la vaca de la especulación inmobiliaria y se hace más necesario que nunca que esos capitales salgan a la inversión en proyectos productivos empresariales -los que generan puestos de trabajo y rotación del dinero- leí el pasado domingo día 23 en este diario un artículo titulado Álava invierte en el este de Europa, que más bien parecía el reportaje de una empresa de inversiones especulativas. Se trata de una apología de la especulación inmobiliaria para, cuando se ha acabado el chollo aquí, seguir haciendo lo mismo en el este europeo.
Espero no ver que tal empresa sea premiada por su acción emprendedora, de interés social, de I+D+i o por méritos de internacionalización. Verdaderamente frustrante y carente de ética.