LOS próximos días tendrá lugar la aprobación inicial de las surrealistas cuentas municipales para 2011. Después de analizar con el máximo interés los ingresos y gastos previstos y las partidas que se destinan a las diferentes políticas sectoriales, como gasteiztarras, interesadas en que la ciudad supere el modelo de ciudad mercantil y avance hacia la construcción de una ciudad al servicio de la ciudadanía, no nos queda otra opción que denunciar y rechazar dichos presupuestos. Las razones que nos llevan a esta posición no son producto de la imaginación, ni de una interpretación daliniana de los números. Aparecen de forma clara y contundente en las cuentas que el señor Lazcoz se empeña en presentar a la ciudadanía como algo creíble, cuando la lógica implacable de las cifras demuestra todo lo contrario.

Los presupuestos municipales para 2011, además de surrealistas, se pueden calificar de irreales, hipócritas y antisociales, tres conceptos que también muestran lo que será la política municipal durante este año. Decimos que son irreales, porque se basan en unas previsiones económicas ajenas a la realidad. Hipócritas, porque en nombre de la crisis se justifican gastos que sólo beneficiarán a unos pocos. Y antisociales, porque, cuanto más se acrecientan las necesidades de la ciudadanía, más se recorta el presupuesto del Departamento de Intervención Social (un 4,6% si tenemos en cuenta el IPC que el propio Ayuntamiento aplica al aumento de tasas e impuestos).

El equipo de gobierno municipal, PSE y PNV, están planteando a los vecinos de Gasteiz una política económica que carga el peso y las consecuencias de la actual situación económica sobre las rentas de la ciudadanía más afectada por la crisis. En un tiempo en el que el desempleo, la precariedad y el índice de pobreza aumenta de forma alarmante, lo justo sería que la gestión municipal del dinero público priorizara los objetivos y encaminara el gasto a cubrir las necesidades sociales de la ciudadanía; a generar puestos de trabajo de calidad, reforzando el sector público, allí donde la coyuntura social lo exija. En el orden de prioridades municipales, llama la atención y resulta insultante que el Ayuntamiento disponga de dinero para aumentar la plantilla de la Policía Municipal y no tenga recursos económicos para dotar al Departamento de Intervención Social del personal necesario, capaz de hacer frente a las nuevas necesidades sociales.

Mención especial, y a subrayar en rojo, merecen las partidas destinadas a Urbanismo que, en los mandatos de Lazcoz, crecen con alevosía y nocturnidad. El mayor montante de dinero público se lo van a llevar las grandes estructuras, que sólo generan trabajo precario, subcontratado y temporal y, eso sí, grandes beneficios para las empresas adjudicatarias. Esa gran parte del erario financiará proyectos que no cuentan con el apoyo de la mayoría ciudadana, totalmente innecesarios en un momento de crisis y cuyo objetivo responde exclusivamente a una propaganda electoral. Y es que la colorida arrogancia con que se vende el auditorio, ahora Business & Arts International Center, (20 milllones de euros), la nueva Estación de Autobuses (6,5 millones), el circuito de coches de Araka (2 millones), ayuda a tapar la injusticia y la desigualdad con que PSE y PNV gobiernan el Ayuntamiento de Gasteiz. Pero el capítulo más surrealista de los presupuestos de 2011 es, sin duda, el de ingresos. Con el desastre todavía vivo y sangrante, producido por la burbuja inmobiliaria, el equipo de Lazcoz prevé, por la venta de suelo, un ingreso de 86.374.390 euros, cuando en 2010, el Ayuntamiento no logró ingresar los 18,8 millones que había previsto. Nos preguntamos si esta maniobra presupuestaria en torno a proyectos urbanísticos, cuando el sector se encuentra en bancarrota, no oculta un artilugio para seguir primando a los que más se han beneficiado con la burbuja inmobiliaria: entidades financieras, promotores y grandes constructoras.

Sin embargo, el ingreso más relevante, el más real, es el correspondiente a impuestos y tasas y al incremento (un 13%) de los impuestos indirectos. Los 170 millones de euros (20 más que en 2010) que se recaudarán por este concepto, saldrán en su mayoría de los bolsillos y de las precarias economías de los y las gasteiztarras. Así de sencillo y así de injusto.

Y como es habitual, las partidas destinadas a la cultura vasca y a la promoción del euskara continúan bajo mínimos, sin el dinero suficiente para encarar una política lingüística que garantice la normalización del euskara y promocione actividades y proyectos como Gasteiz Antzokia que este año no figurará ni en las cuentas, ni en la agenda cultural de Gasteiz.

En materia de igualdad siguen siendo unos presupuestos tímidos, sin perspectiva de género, irrisorios y sin ninguna perspectiva transversalizadora. De ahí, que ni siquiera se contemplen partidas concretas destinadas a la erradicación de la desigualdad entre mujeres y hombres en los diferentes departamentos municipales. Siguen pensando en pequeño, sin afrontar que las mujeres somos, con todas nuestras diversidades, la mitad de la población. Las intenciones, sin asignación económica suficiente, revelan claramente la apuesta de quienes pactan estos presupuestos por mantener una línea continuista que para nada cuestione ni pretenda cambiar este sistema patriarcal.

Estas cuentas ratifican, una vez más, que el Gobierno municipal ha redactado los presupuestos a espaldas de la ciudadanía, sin atender sus necesidades sociales y sin escuchar sus demandas de participación real y activa, el único camino que permitiría a la sociedad un control directo sobre la gestión del dinero público. Ante esa realidad sólo cabe la reflexión y preguntarse qué futuro queremos para Gasteiz, el del despilfarro y la desigualdad o el de la justicia social para todos. Tú tienes la palabra.