Aplaudo la postura de los hosteleros vascos que no quieren vender en sus establecimientos ni tabaco ni lotería. La nueva Ley Antitabaco coarta sus ganancias de manera exponencial, y ha sido instaurada en un momento crítico, cuando las colas del Inem se están llenando de camareros y cocineros. El Estado permanece autista ante sus quejas, les marea sobreescribiendo una ley que ya estaba impresa y que solo necesitaba de inspecciones para su correcto funcionamiento. Le pide a los hosteleros que le den lo suyo, sus impuestos, con los que no hará nada para impedir que caigan en la debacle. Es lícito enfadarse con quien pasa de ti. Y si además del pataleo tienes otra forma con la que expresar tu desagrado, mejor que mejor.