quiero pensar que lo que acabo de leer no es una inocentada caducada o alguna apuesta entre amigotes a las tantas de la madrugada tras una cena de la cuadrilla o algo parecido... Es una carta al director titulada Sobre la ley antifumadores. Fin y firmada por Rafael Torrubia que se publicó en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado jueves día 13.
Antes que nada Rafael, pedir perdón debe ser un acto voluntario, sincero y realizado desde el arrepentimiento después de haber reconocido el daño hecho y con el propósito de no volver a repetir aquello que ha causado el hecho de tener que pedirlo. Pedir perdón por otros motivos como puedan ser el interés propio, la conveniencia o la resignación, es un acto de puro cinismo. Además, ya puestos a pedir perdón, a quienes primero deberías de pedirlo es a tus propios pulmones. Supongo que para tu persona serán más importantes tus propios pulmones que los de cualquier otro.
Tu carta está llena de contradicciones. Dices que el tabaco es "un vicio deplorable", que no tiene nada bueno, que te engancha y hace que tu vida gire en torno a él. Cinco renglones después dices que es tu refugio donde disfrutar y estar relajado, que una partida sin tabaco es "como un jardín sin flores". No sabría decirte lo que es la felicidad, pero una cosa te aseguro, la felicidad no es depender de un cilindro de papel relleno de monóxido de carbono, alquitrán, benceno, radón, nicotina, amoníaco, arsénico, formaldehído y cuatro o cinco cosas más. La felicidad jamás podrá ser depender de algo. Al menos asúme esto, nadie es más feliz por fumar. Precisamente un jardín con flores es lo más antagónico a un cigarro que puedas imaginar. Supongo que no hablarías muy en serio cuando pusiste ese ejemplo, porque de lo contrario voy a pensar que te afecta el tabaco más gravemente de lo habitual. Que me digas que una partida de cartas sin tabaco es como las chimeneas de Altos Hornos en un día de huelga general hubiese sido más acertado.
Luego dices que hay que impedir el acceso al tabaco a los menores de 12, 13 y 14 años, que hay que ponérselo difícil a los de 18 a 20; vamos, que habría que conseguir que nadie fume excepto tú y tus tres compañeros de partida, que fumáis, sí, pero por culpa del Gobierno, eso que quede claro. ¿Por qué privar a las futuras generaciones de ese "refugio" en el que tú te relajas y tanto disfrutas? ¿En serio crees que estás enganchado al tabaco porque "el Gobierno me lo permite"? Supongo que también seríamos alcohólicos, ya que el Gobierno te permite beber o ludópatas porque nos permite jugar. Protestas si el Gobierno permite (incita a) fumar, protestas si el Gobierno restringe (prohíbe) fumar... ¿Acaso no tienes responsabilidad sobre tus propios actos?
No estoy de acuerdo con la Ley Antitabaco que ha aprobado el Gobierno porque pienso que cada establecimiento debería de ser libre de permitir fumar o no. Eso sí, también pienso que cada persona debe ser lo suficientemente libre como para no depender de un cigarro o no creerse más o menos feliz por ello.
He fumado durante 33 años. Hace año y medio que lo dejé. No digo que sea fácil ni que siempre se consiga a la primera. Pero cuando fumaba yo no le echaba la culpa a nadie; fumaba porque estaba enganchado, pero sobre todo fumaba porque me autoengañaba, porque pensaba que era un refugio, que me relajaba y que disfrutaba, hasta que un día me rebelé (no contra el Gobierno ni contra el tabaco, sino contra mí mismo), decidí pedir perdón a mis pulmones voluntaria y sinceramente y me propuse no contaminarlos más.
Y a partir de ahí comprobé que una partida de cartas sin cigarros era como un jardín con flores, con muchas flores, y que aquel refugio era una cárcel. Y desde ese día soy un poco más libre... El que quiera fumar está en su derecho de hacerlo, aunque estoy seguro de que la gran mayoría querría dejarlo. Tan sólo quisiera animar a quien quiera intentarlo, no por esta Ley ni por ninguna otra; únicamente porque merece la pena, porque se puede y porque te hace más libre. ¡Rebélate!
José Pablo Peciña Elorrieta
Respuesta a "La pregunta a los lectores"