han sido evidentes los trastornos cotidianos -básicamente en los bares, para qué vamos a engañarnos- que les ha supuesto la Ley Antitabaco a los fumadores, aunque éstos han demostrado grandes dosis de adaptación y tolerancia, todo hay que decirlo, y son igualmente innegables los muchos efectos positivos que ha traído la nueva norma. Desde una mayor animación de la vida en calle -concretamente en las puertas de los bares, para qué vamos a engañarnos- hasta la revitalización de las terrazas como plaza pública, pasando por una mayor conciliación familiar, por aquello de poder hacer partícipes a los críos del alterne social en espacios libres de humaredas. Ahora bien, la restrictiva ley también parece haber despertado el espíritu inquisitorial de algunas mentes. El hecho de girar un televisor en un bar puede conllevar una sanción de 1.500 euros. Es el caso de Valencia, donde la Policía parece decidida a aplicar con mano dura una ordenanza de mesas y sillas (¿es jurídicamente serio que haya una ordenanza así?) que, al parecer, prohíbe enfocar la tele hacia la calle aunque los aparatos se encuentren dentro del local. Desde hace años -y más aun con la Ley Antitabaco- muchos clientes cometían el grave delito de disfrutar del fútbol televisado desde la terraza echando una cervecita y un pitillo. Pues bien, eso parece sacarles de quicio a los agentes de Rita Barberá, que han tenido que rebuscar lo de las teles entre la normativa para joder la manta. Lo siguiente será prohibir las estufas o que en verano se sirvan cervezas demasiado frías.